La búsqueda del cuerpo de Tomás Gimeno toma actualidad tras el hallazgo de dos nuevas bombonas de oxígeno en el campo de búsqueda en el que se está localizando su paradero y el de su hija, Anna. La incansable labor del Ángeles Alvariño está siendo fundamental para conseguir novedades en una investigación que, en el caso de quedar abierta, podría dilatar el proceso hasta un máximo de dos décadas por la gravedad del delito y la falta de localización del acusado.
Mientras continúan estas dudas, los sucesivos hallazgos permiten establecer algunas hipótesis sobre lo que pudo ocurrir aquella noche. El periodista canario Antonio Herrero explica la importancia del último hallazgo: "El objetivo fue que habían detectado y subieron a bordo dos botellas de oxígeno tipo get, que son de aluminio del tamaño de una botella de agua de 50 ml, que utilizan los pilotos de las fuerzas aéreas cuando caen al mar y que tienen una boquilla", explica en declaraciones a 'El Diario de AR'.
Y añade: "Donde se han localizado las botellas están 500 metros más profundos de donde encontraron a Olivia y a 10 km de la costa de Tenerife". Precisamente, el buque está intentando localizar en estos momentos en un punto más alejado: "Dos días antes de que el buque atracase en el puerto, ya habían cambiado la zona de búsqueda en el mar y se había alejado bastante de la capital".
El periodista destaca el lugar en el que se encontraron las botellas de oxígeno que se acaban de encontrar: "Donde se han localizado las botellas están 500 metros más profundos de donde encontraron a Olivia y a 10 km de la costa de Tenerife".
"Muerte dulce"
Cabe destacar que ambas botellas tienen un propietario claro: "La Guardia Civil ya tiene la factura, el número de serie y la tienda donde fueron adquiridas: eran de Tomás Gimeno", admite rotundamente el periodista, que explica lo que implica este hecho: "Se pudo tirar al agua con ese cinturón y las dos botellas, te permite inhalar oxígeno puro y provocarte los que se denomina la 'muerte dulce'".
"Se sabía por los amigos de él que tenía un propulsor y resulta que estaba en el interior de la lancha", explica. Estos dos objetos, todos hallados en el lugar de los hechos, es vital para saber dónde se pudo producir el suicidio de Tomás Gimeno.
El padre de las niñas de Tenerife se podría haber quitado la vida inhalando ese oxígeno puro hasta perder la conciencia y, posteriormente, con el cinturón podría haberse hundido hasta la mayor profundidad posible sin salir a flote.
El periodista, Antonio Herreros, continúa: "La Guardia Civil no contempla la hipótesis de que se haya escapado, se deshace del cuerpo de sus hijas y luego quiere suicidarse". Además, añade que "el último mensaje lo manda Tomás casi a las dos y media de la madrugada y luego hay constancia de que estuvo navegando una hora después".