Es uno de los elementos fundamentales en nuestra cocina: los trapos. Suena a obviedad, aunque dependiendo de cada casa, es posible que el tema de la higiene quede en segundo plano. Por favor, si léeis esto, esperamos que llevéis este asunto a buen puerto.
A pesar de todo, aunque seas más limpia que nadie o Repu la Cerda, lo cierto es que hay ciertos aspectos imposibles de controlar y que, en cuanto los conocemos, nos dan bastante grima. ¿Queréis conocer uno de ellos? Redoble de tambores... porque... ¡el trapo de cocina con el que estás lavando tus platos está lleno de material fecal!
Y no lo decimos nosotros. Todo parte de un estudio científico organizado por la Universidad de Mauricio. El grupo de expertos se dedicó a analizar los trapos de varias familias para conocer qué contenían dentro de sus tejidos. Los resultados fueron muy positivos. Tanto, que el 49% de ellos dio positivo en bacterias nocivas del grupo E.coli. Casi nada.
Hay hueco para la esperanza
Quizás (y tan solo quizás), la noticia te ha provocado un poquito de asco. Si es así, puedes estar tranquilo: hay hueco para la esperanza. En concreto, que seas un poco más limpio.
Por ello, los expertos proponen que nos lavemos las manos en repetidas ocasiones cada vez que manipulemos un alimento, ya que existe riesgo de que termine contaminado. Por otro lado, cocinar bien todo lo que comemos garantiza que las bacterias desaparezcan, por lo que apuesta por el 'muy hecho' pero sin pasarte.
Si puedes, opta por el papel de cocina para secarte las manos antes de manipular el alimento y evita colocar la carne cruda sobre los trapos. No hay que olvidar también las hortalizas, que en más de una ocasión pueden contar con una buena dosis de materia fecal, perfecta para los paladares más delicados.
Por ello, como hemos comentado, es mejor optar por el papel de cocina, lavar frecuentemente los trapos y, en la medida de lo posible, renovarlos a menudo. Eso sí, sin obsesionarse.