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¿Qué tipo de conflicto puede estallar en Estados Unidos si Trump pierde la presidencia?

Donald Trump maneja el puesto como siempre ha dirigido sus finanzas... pero en este caso se juega el futuro de más de 300 millones de personas.

¿Qué tipo de conflicto puede estallar en Estados Unidos si Trump pierde la presidencia?

El ajustado recuento electoral en Estados Unidos y el papel beligerante por el que parece apostar Donald Trump ante el deterioro de sus perspectivas electorales pueden tensiones un país que lastra años de fuerte polarización.

La considerada como democracia más antigua del mundo ve ahora que el, a todas luces, perdedor de los comicios, no puede aceptar su resultado. Trump planea aprovechar el resquicio del voto por correo para anular papeletas que sabe demócratas en un intento agónico por cambiar el resultado para sus propios intereses.

Sin embargo, esto vuelve a generar tensiones en la población. La deslegitimación sobre el sistema democrático estadounidense, anteriormente defendido a capa y espada por todos los candidatos, está sobre la mesa. Qué lejos queda la sombra de John McCain y su postura ante Obama en 2008.

Donald Trump observa el mundo de la política desde su posición de responsabilidad como siempre lo ha hecho en los negocios y en su vida privada. En este caso, no tiene escrúpulos en redoblar la apuesta para ganar la batalla, en arriesgar hasta los extremos sabiendo que navega en los límites de unas consecuencias devastadoras, pero hacia una meta que puede brindarle suculentos beneficios. El problema es que no está apostando con sus finanzas personales, sino con el futuro de más de 300 millones de personas, la todavía primera potencia mundial, al menos en influencia.

El Gobierno de Trump ha polarizado fuertemente la sociedad estadounidense
"El Gobierno de Trump ha polarizado fuertemente la sociedad estadounidense"

El presidente considera que esta apuesta de navegar olas intempestivas debe construirse a base de deslegitimar el voto que no le corresponde y tensiones la sociedad, construyendo una semiótica que le alce frente a sus adversarios (véase aquí socialistas, comunistas, activistas negros, latinos, LGTBI y un largo etcétera). Una batalla para proteger a esa élite blanca dominante que teme un cambio de tornas en un país que dejará de ser mayoritariamente blanco en breve para constituirse como país multicultural, que al fin y al cabo es la culminación del germen de Estados Unidos, un país construido con inmigrantes.

El miedo a una guerra civil en Estados Unidos crece. Se palpa en las calles con la ola de violencia que surge con cada caso de brutalidad policial como la muerte de George Floyd, las milicias ultras que dicen proteger comercios y la violencia con que se reprime a movimientos como el Black Lives Matter. En todo esto, no ayuda una población fuertemente armada hasta los dientes y con capacidad de adquirir todo tipo de armamento en cualquier instante.

La sombra está ahí, aunque parece improbable. El motivo es que las Fuerzas Armadas se mantienen unidas y no parece que ahora vaya a producirse un resquebrajo en el Ejército que dé paso a una auténtica guerra. Sí hay mayor posibilidad de un escenario más próximo a los años 60, con confrontaciones violentas que entonces incluyeron el asesinato de un presidente, un líder contra la discriminación racial y un precandidato demócrata. En cierta medida, un conflicto de baja intensidad, no una guerra civil como tal, sino una escalada de tensión que podría extenderse en el tiempo en función de cómo actúe Donald Trump y también de cómo intervenga el Partido Republicano para cortar lazos con él.

¿Make America Great Again? Trump deja el Marco idóneo para que China crezca con sus políticas

Estados Unidos vive una situación de pérdida de influencia a nivel internacional. El proceso venía de largo, pero se ha agravado durante la era Trump. Si quiera su película del 'Make America Great Again', donde promete a diario que Estados Unidos volverá a ser el objeto de deseo de todas las naciones del planeta. Mientras predica cual mesías, abandona el Acuerdo de París, impone aranceles a Europa y niega la pandemia del coronavirus.

De manera paralela, China se erige como potencia sanitaria que controla el Covid, se instala en África construyendo infraestructuras baratas, es la nueva potencia en materia sanitaria y gana influencia en acuerdos internacionales gracias al espacio que Estados Unidos deja cuando, simplemente, se marcha. Si China aprende a venderse culturalmente como hacen otras naciones de su entorno como Japón o Corea, Estados Unidos puede verse cada día más pequeña en todos los sentidos.

El único tanto que se puede marcar Donald Trump ha sido el realizado con Huawei, a quien bloqueó con sanciones, dificultando la consolidación de una de las tecnológicas más prometedoras en Pekín tanto en dispositivos como en 5G.

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