Tinder es hoy en día una de las apps más famosas del mundo. El modo de uso de la aplicación es fácil, rápido, directo... y gratis. Este último punto es muy importante pues si bien es uno de sus mayores atractivos, sin duda también es uno de los puntos más polémicos. Si una empresa ofrece sus servicios de manera gratuita a sus clientes es que esos clientes están ofreciendo algo que le reporta beneficios económicos de diferente manera, y esta a menudo es la venta de datos personales a terceros.
La privacidad en este mundo globalizado es algo que hay que tener muy en cuenta y a pesar de que muchos piensan que tienen una gran privacidad, lo cierto es que en muchas ocasiones no es así. La periodista Judith Duportail pudo comprobarlo en primera persona hace unos meses cuando investigó sobre los datos privados que podía tener Tinder tras su uso durante 4 años. No obtuvo respuesta hasta pasados varios meses cuando el departamento de privacidad de la app le contesto con un correo con más de 800 páginas que demostraban que había dado más información de la que había pensado.
Invasión de la intimidad
A lo largo de esas 800 páginas se encontraban datos geolocalizados, conexiones entre su Facebook y Twitter y todo lo publicado que estaba enlazado a Tinder. Este hecho dejo en shock a la periodista que decidió escribir un artículo en el diario The Guardian con la ayuda de Paul Oliver Dhaye, defensor de la privacidad, y el abogado especialista en derechos humanos Ravi Kaik. A lo largo del articulo, Duportail relata lo culpable que se sentía tras haber facilitado de manera inconsciente pero voluntaria tantísima información privada como fotos, gustos musicales o gastronómicos.
Sin embargo, no solo lo que compartimos en las redes sociales que se linkea a la app da información. Las conversaciones privadas entre los 'matches' aportan muchísima información haciendo que Tinder te conozca más que tu propia madre. La forma de comportarse en la app da suficiente información para saber el tipo de gente que puede interesarte, las palabras más frecuentes o la forma de comportarse con cada individuo. Según Alessandro Acquisti, profesor de tecnología de la Universidad de Carnigie Mellon, "los datos personales son el combustible de la economía, y es intercambiado para el uso publicitario".
Este intercambio publicitario es algo que no se esconde y en numerosas redes y paginas ya advierten de ello y que esos datos pueden ser usados para lo que denominan "publicidad personalizada". Tinder tampoco lo oculta y en sus condiciones indica que los datos no siempre pueden permanecer seguros y que esta recopilación de información es el pos de lograr una mayor y mejor experiencia personalizada a cada usuario. Allá cada cual que piense de que personalización se trata.
La privacidad, un tema polémico
Este caso es uno más a añadir a la situación actual en la que Internet, las redes sociales y las aplicaciones han tomado la costumbre de usar la información que los usuarios depositan y comercializarla. Es algo que Facebook ya realiza desde hace años y que se ha normalizado. No obstante,sigue siendo algo que preocupa sobremanera pues esta información puede llegar a violar la privacidad de cada persona quiera tener.
Hay una delgada línea entre aportar una información que puede usarse como medio publicitario a que se espíe a las personas como el gobierno de Trump pretende hacer con los inmigrantes, algo que vulnera la libertad de cada individuo de manera flagrante.