Se presentó en 2016 como un prototipo de tienda en Seattle de lo que iba a ser el futuro del comercio físico. Amazon Go era una pequeña tienda de conveniencia local con unos pocos productos de consumo tan típicas de los Estados Unidos. La magia estaba en que escaneabas tu móvil al entrar, cogías lo que te daba la gana y te ibas por la puerta.
Por detrás, una supuesta enorme cantidad de cámaras y sensores conectados a complejos algoritmos analizaban los productos que habías cogido y, al rato, te los cargaban en tu cuenta.
El invento se hizo realidad a comienzos de 2018 con la apertura de la primera tienda física de Amazon Go en Seattle. Le fueron siguiendo nuevas aperturas en diversas ciudades americanas y alguna que otra en Londres.
La primera polémica llegó cuando Amazon, presionado por la opinión pública, tuvo que empezar a aceptar pagar en metálico en alguna de estas tiendas. Este hecho obligaba ya a la compañía a tener cajeros presenciales en la salida de cada tienda, además de los vigilantes y reponedores con los que ya contaba.
A lo largo de 2023, Amazon fue cerrando alguna de estas tiendas, y The Information revela ahora que el gigante del comercio electrónico ha decidido cerrar el proyecto para siempre, bajando la persiana de la veintena de tiendas que le quedan o reconvirtiéndolas en Amazon Fresh, una tienda más tradicional con cajas de las de toda la vida.
El truco del almendruco
El problema, como señala dicho medio, es que el sistema no era tan mágico y barato como parecía. Detrás del mantenimiento de este puñado de tiendas sin cajeros había todo un ejército de más de 1.000 empleados en India que eran los verdaderos responsables de que estos comercios funcionaran en su día a día.
Estos empleados en remoto iban revisando las cámaras de toda la tienda para ir anotando con precisión qué productos se recogían y se metían en la cesta. Toda una trampa inicial que, en teoría, Amazon iba a ir compensando a medida que avanzase la tecnología, hasta poder reducir -o prescindir- por completo de estos empleados en la sombra.
Sin embargo, esos avances no han llegado a materializarse durante estos años y el sistema seguía dependiendo demasiado de estos cajeros fantasma a miles de kilómetros de distancia, por lo que Amazon ha decidido desechar definitivamente el proyecto. Un proyecto que, cuando se presentó, parecía que iba a hacer temblar los cimientos de todo el retail físico.
En su lugar, con el objetivo en vista de ahorrar en personal, Amazon va a introducir carros con escáner incorporado, para que el cliente vaya pasando los productos a medida que los compra, evitando así tener que pasar por caja, pero sin la magia de coger e irte.