Durante una entrevista de trabajo, es habitual que los reclutadores evalúen a los candidatos con preguntas sobre aspiraciones, habilidades y resolución de problemas. Sin embargo, algunas empresas implementan tácticas más ingeniosas para medir aspectos menos evidentes de la personalidad y el comportamiento de los aspirantes, como la capacidad de adaptación o el respeto hacia los demás.
Un ejemplo revelador es la prueba conocida como "el test de la silla". Según un relato compartido, el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva (ROTC) de Estados Unidos utiliza esta estrategia para filtrar a los mejores candidatos.
Durante la entrevista, el aspirante es invitado a sentarse en una silla frente al escritorio del entrevistador. Sin embargo, esta silla tiene una pata más corta, lo que provoca un tambaleo constante. En la misma habitación había una "segunda silla similar" en la habitación situada ligeramente a un lado para tentar al entrevistado.
La clave de la prueba radica en observar si el solicitante detiene la entrevista para pedir un cambio de silla o si, por el contrario, se queda en silencio y soporta la incomodidad. Este detalle aparentemente simple permite evaluar la confianza, la iniciativa y la capacidad para resolver problemas.
La prueba del recepcionista
Otra táctica común es la "prueba de recepción", donde se mide la actitud del candidato antes de la entrevista. En una historia publicada en el foro "Life Pro Tips" de Reddit, un aspirante fue rechazado por no ser respetuoso con la recepcionista, quien, en realidad, resultó ser la gerente encargada de la selección.
Su falta de respeto y desinterés se evidenciaron desde el primer contacto, lo que llevó a descartar su candidatura incluso antes de la entrevista formal.
Estas estrategias subrayan la importancia de la actitud y el comportamiento en todos los aspectos del proceso de selección, destacando que cualidades como la cortesía, la proactividad y el respeto pueden ser decisivas para obtener un empleo.