Según un estudio publicado en la revista Social Neuroscience durante la manifestación de una creencia religiosa la función cerebral activa el mismo área del cerebro que las adicciones.
Para llevar a cabo la investigación, se monitoreó la actividad cerebral de una muestra de mormones devotos durante la visualización de videos religiosos y lecturas de citas de la misma índole.
Según Michael Ferguson, principal autor del estudio, cuando se instaba a las personas a pensar en el salvador, la eternidad y las recompensas celestiales los cuerpos de los participantes respondían físicamente.
El investigador declaraba que durante las actividades religiosas se activaba en el cerebro en núcleo accumbens, un área asociada con la recompensa, el placer y la adicción. Así mismo, también se accionaba la corteza prefrontal mediana, el área del cerebro destinada a la crítica, manifestación de juicios y el razonamiento moral.
Uno de los coautores del estudio, el Dr. Jeff Anderson, explicaba que la intención del estudio radica en demostrar que la toma de decisiones, como creer en Dios, también afecta a las personas de una manera física, tanto para bien como para mal. "Entender lo que sucede en el cerebro para contribuir a esas decisiones es realmente importante", sentenciaba Anderson.
Las personas religiosas tienen una visión más pobre del mundo
Según un estudio elaborado por la Universidad de Helsinki, las personas que poseen creencias religiosas o paranormales tienen una visión menos completa del mundo, ya que carecen de capacidad para entender fenómenos físicos.
Para la elaboración de la investigación contaron con 258 personas, las cuales se sometieron a una serie de pruebas. El estudio concluía en que los sujetos que habían afirmado tener pensamientos paranormales presentaban unos resultados más bajos en los ejercicios de los test.
Según los encargados del estudio, Marjaana Lindeman y Annika Svedholm-Häkkinen, la falta de capacidades para entender el mundo hace que estas personas atribuyan cualidades humanas a fenómenos físicos o biológicos.