"Túmbate con ella, gilipollas. Que ella quiere. Eres un tonto. ¿No te gustan las chicas o qué, hermano?". Con estas palabras y gestos 'un pelín' soeces, el concursante de 'GH VIP', Omar Montes, estaba incitando a Asraf a mantener relaciones sexuales con Miriam, que se encontraba completamente alcoholizada.
Su gesto ha provocado una fuerte indignación en redes sociales, que han acusado a Omar de incitar presuntamente a su compañero a practicar un abuso sexual contra una mujer que no se encontraba plenamente consciente. Tampoco han dudado en alabar la conducta de Asraf, que se negó en todo momento con frases como "no me van esas cosas, yo solo quiero que descanse".
@ghoficial ?EXPULSAD A OMAR? #GHVIP3O#GHVIP4Opic.twitter.com/DkmAHKD1Wn
— CICLOPE (@CiclopeGH) 4 de octubre de 2018
La peticiones de expulsión comenzaron a ser constantes, pero en esta ocasión no se podía realizar por los cauces tradicionales porque el concursante no se encontraba nominado.
Ante la polémica, la dirección del programa decidió actuar con el siguiente procedimiento: lanzar una encuesta a través de su app para decidir si debía estar nominado. Ni nominación inmediata o expulsión disciplinaria.
¿Ha sido justa esta decisión? Pues, en un momento en el que la sociedad civil se está movilizando para concienciar a la sociedad sobre el derecho de protección legal e igualdad que merecen las mujeres, puede causar la sensación de que la respuesta del programa fue, cuanto menos... laxa.
Un programa que hubiera podido concienciar a más de tres millones de espectadores
Y decimos que esa decisión fue insuficiente por varias razones. Primero, porque el programa no tomó medidas contundentes y dejó a la audiencia opinar libremente si un "túmbate con ella, gilipollas", señalando a una mujer completamente borracha, incita a la cultura de la violación o no. Permitió dudar sobre si un "¿no te gustan las chicas o qué, hermano?" no esconde cierto 'tufillo' machirulo y homófobo. No, el programa parecía no saber qué significaba todo esto y prefería que la audiencia opinase. Otro momento para cebar el espectáculo, que se mantuvo durante cuatro horas para enganchar a la audiencia hasta el final de una gala que acaba a altas horas de la madrugada.
Segundo, cuando una sociedad clama "sola, borracha, quiero llegar a casa", uno de los lemas coreados durante la manifestación del pasado 8 de marzo, el programa no ofrece una resolución contundente a un problema que continúa enquistado en la sociedad. La gala de este jueves hubiera permitido a más de tres millones de espectadores aprender que este tipo de situaciones no se pueden permitir bajo ningún concepto y que deben desembocar en consecuencias.
Y tercero, porque Omar Montes continuará al menos una semana más ante las cámaras y, quizás, sin ningún atisbo de remordimiento. Si no ha sido expulsado, quizás pueda pensar su gesto no ha sido tan malo y eso lo sentirá parte de la audiencia.
El caso Argi Gastaka
El caso de Omar Montes remite en parte a las declaraciones que terminaron con la salida de Argi Gastaka de 'GH 14'. En aquel programa, la concursante vasca llegó a espetar "la última manifestación a la que fui, fue la que pedía la vuelta de ETA".
Sus palabras generaron un fuerte rechazo público, sobre todo, en los familiares de los 854 muertos y miles de amenazados y heridos que dejó la banda terrorista. Ya fuera broma o verdad, la permanencia de Argi era insostenible.
Y, en este caso, la polémica duró poco. La concursante recibió una expulsión fulminante, por la puerta de atrás y no volvió a hacer ninguna aparición aparición en el programa. La única entrevista, si se puede considerar así, la ofreció literalmente en la cocina de su casa y a través de twitcam. No parece que un Omar metido en triángulos amorosos vaya a correr la misma suerte.
Volviendo al caso Argi y su salida inmediata, el programa demostró que hay límites, que el respeto al otro es fundamental y que no todo vale. Que insultar a 854 víctimas tiene consecuencias y es inadmisible. Algo que, en el caso de Omar Montes, no ha sucedido. La audiencia votó en un 80% a favor de su salida. Un 20% se posicionó en contra. Un 20% que no considera que este tipo de comentarios sean censurables. Y, quizás, que practicarlos sea la norma de cada noche de juerga.