Pablo Iglesias ya propuso en octubre de 2018 un referéndum para preguntar a la ciudadanía si quería abolir la tauromaquia. Aunque, de momento, este tema no ha llegado a nada en los debates políticos, lo cierto es que el toreo pierde cada vez más adeptos.
Ya sea por la brutalidad que supone este festejo o el aumento del rechazo social, el Anuario de Estadísticas Culturales de 2018 publicado por el Ministerio de Cultura muestra las pérdidas del toreo: desde 2013 los espectáculos taurinos han bajado un 16,4%.
De 1.858 exhibiciones realizadas a 1.553 en tan sólo cuatro años en todas sus vertientes: corridas de toros (de 428 a 387); rejones, novilladas y festivales (de 1.214 a 1.014); y becerradas (de 373 a 269).
Esta bajada se puede deber, por ejemplo, al aumento de los requisitos de seguridad y servicios de emergencia que suponen unas limitaciones para las corridas de toros en los municipios más pequeños y las plazas de toros portátiles que no tienen tantos medios para afrontar estos gastos.
Caen los espectadores
Los datos de las personas que acuden en persona a las plazas tampoco son alentadores: casi 860.000 personas han dejado de ir a la, llamada por algunos sectores conservadores, "fiesta nacional" entre 2007 y 2015, una quinta parte de los espectadores. En el último trienio analizado por el Anuario, de 2014 a 2015, se cuentan un total de 3.62 millones de espectadores que se personan en las corridas de toros y demás tipos de toreo.
La venta de entradas, sin embargo, son 2,7 millones para corridas, novilladas o rejoneos, mientras que para "otro tipo de espectáculo" son 2,2 millones, por lo que se presupone que, de estos 3,62 millones de asistentes son asiduos y suelen repetir.
En cuanto a edades y estudios los datos tienen altibajos. Mientras que en 2006-2007 un 11,5% de los hombres asistía a los toros, las mujeres que eran espectadoras suponían sólo un 8,2% del total de la población. En 2014-2015 el porcentaje de hombres subió a un 12,1%, pero el de mujeres bajó a 7%.
La personas con una educación secundaria o inferior ha subido de un 9,4% a un 9,6% en nueve años; los que tienen estudios superiores, sin embargo, han descendido drásticamente, de 10,8% a 9,2%.
Y en cuanto a edades la cosa sorprende, pues un 9% (2006) de los mayores de 55 han pasado a ser un 8,6% (2015); los más jóvenes, de 15 a 24 años, han subido de 9,6% a 10,4%.
Sin duda, como en la mayoría de industrias, los festejos retransmitidos se imponen a los asistentes en las plazas, ya sea por la posibilidad de reunir a más espectadores o por la comodidad del hogar. Frente a los 3,62 millones de asistentes a todos los tipos de toreo en 2014-2015, las televisiones reunieron a 6,77 millones y los toros a través de internet los vieron otro medio millón.
Como consecuencia, o causa, según se mire, también se han reducido las empresas de crianza de toros de lidia, los especímenes más bravos para las corridas: el número de ganaderías de este tipo han pasado en cuatro años de ser 1.341 a 1.329.
Aumento de profesionales taurinos
Estos datos contrastan con el aumento de escuelas taurinas, que pasaron de 43 en 2013 a 58 en 2017. Las comunidades que más centros educativos de este tipo disponen son Andalucía (26), Castilla La Mancha (11) y Madrid (6); mientras que no existe ninguna en Asturias, Baleares, Canarias, Navarra, Euskadi y La Rioja.
El crecimiento de profesionales taurinos inscritos en los registros oficiales también han subido en estos cuatro años: de 9.784 a 10.959, la mayoría de ellos mozos de espadas (627 personas), novilleros (303) y banderilleros (126).