El mundo del toro se dirige hacia una crisis sin precedentes. El desplome de la afición entre los ciudadanos que se registra durante los últimos años se une a la pandemia y la cancelación de espectáculos especialmente importantes para la temporada, como la Feria de Abril, San Isidro o los Sanfermines.
El sector calcula pérdidas por encima de los 77 millones de euros, mientras que los empresarios y aficionados ya se preparan para salir a la calle: quieren concentrarse en plena pandemia, siguiendo todo lo vivido en el barrio de Salamanca de Madrid, para exigir subvenciones para esta práctica. Con ello quieren agitar la calle y presionar al Gobierno para conseguir las reinvidicaciones que han lanzado hace unos días, entre ellas, una línea de subvenciones a fondo perdido o emitir las corridas de toros en las televisiones nacionales.
El primer movimiento se ha anunciado en Sevilla, donde se prepara un "paseo reivindicativo" para protestar "por la falta de respeto del Gobierno hacia la tauromaquia, guardando las normas de seguridad y la distancia sanitaria establecidas por las autoridades", reza el manifiesto elaborado por los organizadores.
La concentración tiene un claro objetivo, el Gobierno: "Pretendemos alzar la voz contra la faltas de respeto hacia la Tauromaquia por parte del Ejecutivo que encabeza el presidente Pedro Sánchez" y sus objetivos pasan por "hacerse notar en masa para denunciar la absoluta dejadez del Gobierno y sus socios hacia nuestra cultura y la libertad de ir a los toros".
La protesta pretende aunar a todo el mundo del toro, desde los banderilleros, mozos de espadas, picadores, miembros de peñas y aficionados "para dar un ejemplo de civismo y decir que estamos orgullosos de ser taurinos, españoles con plenos derechos, españoles de todas las sensibilidades y tendencias", afirma el comunicado.
"Es una actividad enraizada en nuestra historia y en nuestra cultura"
La manifestación, a parte de reclamar ayudas económicas, también pretende reivindicar la tauromaquia como seña de identidad de la españolidad, algo con lo que comulgan cada vez menos españoles.
En este punto, el relevo generacional está siendo básico. Según una encuesta de Ipsos Mori, el 84% de los jóvenes españoles se sienten avergonzados de vivir en un país taurino. Si extendemos el estudio a todo el espectro, podemos contar con las cifras del último sondeo elaborado por Sociométrica para El Español en 2019: un 56,4% de los españoles están en contra y solo un 24,7% se muestran a favor.
Junto con la opinión generalizada, también cabe conocer datos más concretos. Por ejemplo, la asistencia a espectáculos taurinos, de toda índole, ha descendido un 15% en los últimos cuatro años, según una encuesta de hábitos y prácticas culturales del Ministerio de Cultura.
Por otro lado, la celebración de este tipo de eventos se ha desplomado en un 50% durante la última década y a ello se suman las regulaciones en contra que intentan implementar varias comunidades autónomas sin éxito, puesto que la tauromaquia está protegida como patrimonio cultural.
Los organizadores quieren apelar a la ley 18/2013 de 12 de noviembre, en la que se indica que la tauromaquia "forma parte del patrimonio histórico y cultural común de todos los españoles, en cuanta actividad enraizada en nuestra historia y en nuestro acervo cultural común", indica el comunicado.