"Ahora me siento yo". Así de contundente se muestra Tara, una joven de 31 años, que se ha sometido a múltiples cirugías para cumplir su objetivo: convertirse en un avatar. Lleva la cabeza tatuada, los ojos tatuados de negro, colmillos, lengua bífida, orejas de elfo y ahora plantea ponerse una cola.
Asegura, en una entrevista con el programa 'En el punto de mira' de Cuatro, que en ningún caso se arrepiente de sus modificaciones corporales y que, de hecho, siente cierto reparo en mostrar sus fotografías en las que aparece con su aspecto físico previo, con el que nació. Ha invertido hasta 12.000 euros en su nueva imagen corporal: "Me siento superidentificada con los avatar", reconoce.
Su aspecto corporal le ha costado una ruptura con su familia: "Solo tengo relación con mi padre, no mantengo relación con nadie más de la familia desde hace cinco años y medio o seis", reconoce. "Es mi cuerpo, es mi vida y yo me miro al espejo y me encanto", asegura Tara.
Su trabajo
Su físico no solo le ha cerrado las puertas de su familia, también del mercado laboral. Su salida ahora se encuentra en internet, de donde vive creando contenido para adultos en una conocida plataforma. Graba los contenidos en su casa, donde tiene un estudio de grabación y en compañía de una persona que le acompaña en las grabaciones mediante el juego amo-sumiso con una careta de perro.
Con este compañero tiene establecidos 'límites', que reconoce así: "Límpiame la casa, friégame el suelo, desátame los cordones, absolutamente todo. A él le hace feliz hacer todo lo que yo le diga. Eso forma parte de mi trabajo".