Cuando Daniel Mendaza Lázaro pensó en el primer 'First Dates' católico estaba seguro de que sería todo un bombazo. Según relató este hombre, cierto día, durante su oración nocturna, reparó en los cruceros de solteros y encontró un nicho de mercado sin explotar, un encuentro para solteros católicos. La idea también triunfó entre su círculo de amistades, que se puso manos a la obra para organizar el primer 'Encuentro Nacional de Solteros Católicos'. Sin embargo, los estudios de mercado les debieron de fallar, porque no calcularon bien la demanda potencial... Tan solo se apuntó a la aventura del amor un solo hombre.
Lógicamente, ante la imposibilidad de realizar una bacanal hedonista y emparejar a las 20 mujeres que se habían inscrito con el mismo hombre, Menzada se vio obligado a suspender el encuentro. Así lo comunicaba el organizador para Rioja2: "La respuesta de las chicas ha sido masiva, sin embargo el número de chicos apenas supera el 5% y, para un evento de estas características, es necesario un porcentaje más igualitario".
La cita estaba programa para pasar un idílico fin de semana en la casa de convivencia de los Hermanos Maristas de Laredo, situada en las afueras de Logroño. Durante los tres días del encuentro, los asistentes tenían programadas actividades caracterizadas por "el buen tono, la oración y el sano entretenimiento". Todo ello en un régimen de pensión completa abonando la cuantía de 76 euros, según describía Rioja2.
La industria del amor está de capa caída
No sabemos si lo que falla es la oferta en sí, o la falta de fe que prolifera en nuestro país, ya que las bodas católicas han registrado su mínimo histórico . Tan solo un 22% de las bodas celebradas en el primer tristestre de 2016 fueron a través de un altar, frente al 75% que alcanzaron en los años 2000.
Según el sociólogo Alfonso Pérez-Agote, autor del libro 'Cambio religioso en España: los avatares de la secularización', uno de los factores que más influye en estos datos es el cambio en la 'cultura de la familia'. Según este experto, los jóvenes de hoy en día son "los hijos de los desinteresados en la religión", y cuando piensan en casarse (si es que lo piensan) la Iglesia es algo muy lejano para ellos.
No obstante, el empeño de estos emprendedores católicos no cesa y no descartan que en un futuro se organice otro evento de similares características, abriendo, incluso, la puerta a personas no creyentes, pues en palabras de Mendaza "siempre se puede sembrar una semilla".
