Dicen que cuando río suena, agua lleva. Según ha podido averiguar el diario The Guardian, la candidatura de Tokio 2020 ingresó 1,03 millones de libras (1,3 millones de euros) en una cuenta corriente relacionada con el COI, el Comité Olímpico Internacional, lo cual ha hecho que las redes hayan empezado a arder ante un posible soborno de cara al proceso de designación de la sede de los Juegos, donde cabe decir que Madrid estaba en la selección final.
Queda ya lejos esa carrera para albergar los Juegos Olímpicos del próximo año 2020, esa candidatura donde el gobierno de la Comunidad de Madrid se dejó un verdadero pastizal en publicidad y eslóganes porque supuestamente lo teníamos en nuestra mano; sin embargo, finalmente fue la capital nipona quien se llevó la palma. Tras escuchar y leer toda esa serie de titulares que están apareciendo ahora por los medios de comunicación, vamos a ver qué hay detrás de todo esto y si los más patriotas van a poder gritar a los cuatro vientos eso de "eh, ¡que nos han robado los juegos!".
Quién es quién
Comencemos por un nombre: Lamine Diack. El expresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) entre 1999 y 2013, recibió en la cuenta de su hijo, Papa Massata Diack, durante el proceso de selección de los Juegos Olímpicos de 2020 la escandalosa cantidad de dinero mencionada anteriormente. The Guardian asegura que esas transacciones ahora investigadas por la policía francesa fueron efectuadas por la propia candidatura de Tokio o, en su defecto, entidades que hacían usar su nombre, a la cuenta de la compañía Black Tidings.
El pago de siete cifras llega en un momento algo convulso tras los supuestos casos de corrupción alrededor del COI, todo el lío con los Juegos de Río 2016, más las investigaciones de la policía francesa, hace que la popuesta ganadora de Tokio en 2013 sea ahora cogida por pinzas por todos los órganos implicados en ese proceso. Sea la información finalmente verdadera o falsa, todo esto pone en tela de juicio a la organización, que ya estableció en el pasado una especial importancia en cualquier tipo de situación similar tras el escándalo del soborno de Salt Lake City, por el cual ocurrió algo exactamente igual con los Juegos de Invierno de 2002.
Ahora bien, ¿quién es Lamine Diack? Sabemos que fue miembro del COI desde 1999 hasta hace casi tres años, convirtiéndose entonces en miembro honorario del mismo; pero a finales de 2014 tuvo que renunciar a ese galardón por las denuncias emergentes sobre una aceptación de grandes sumas de dinero por encubrir pruebas de dopaje positivas rusas. Vamos, que Diack no es un santo y aceptó sobornos en el pasado. Así las cosas, en marzo de este mismo año The Guardian ya se adelantó en informar que la investigación francesa iba a comprobar la licitación de los Juegos Olímpicos de 2016 y 2020 para que finalmente, haya resultado que los segundos huelen a vino.
Y de postre...
Todo podría quedar así, pero hay más (siempre suele haber más de lo que se cuenta...), porque resulta que ésta no es la única sospecha de corrupción sobre la candidatura del país del sushi. Según informó en enero la Agencia Mundial Antidopaje, Papa Massata Diack retiró el apoyo a la candidatura de Estambul al no haber aportado cinco millones de dólares como patrocinio a la Liga de Diamante de Atlétismo, algo que sí hizo la candidatura Turca. La conversación telefónica entre Papa Massatta y Khalil -otro de los primogéntios de Lamine- que reveló este otro escándalo es el motivo por el cual se produjo dicha retirada del apoyo. Vamos, que esto era una cuestión de ver quién daba más. Al resultante se le ofrecería el apoyo necesario para levantar la antorcha olímpica.
Thomas Bach, presidente del COI, señaló por aquel entonces que no había pruebas, así que nada de molestarle. Antes decíamos que siempre hay más de lo que parece, y entre tanto barro han aparecido todavía más piedras, ya que la hemeroteca nos permite identificar todavía más polémicas salpicando directamente a Tokio una vez concedidos unos Juegos Olímpicos (en ese caso, los de 1964). El logotipo de esos Juegos tuvo que ser cambiado... ¡por plagio!, mientras que el Estadio Olímpico, que fue diseñado por Zaha Hahid, fue rechazado tras una votación favorable porque iba a costar demasiado dinero, algo que sentó realmente mal al respetable nipón.
Japón ha respondido
Pero volvamos al presente, ¿qué tiene que decir Tokio ante todo esto? Todos están señalándoles con el dedo, pero los tokiotas son muy suyos; la personalidad japonesa no tarda en actuar cuando hay problemas, mas en estos momentos ya tenemos una respuesta por parte de Shinzo Abe, primer ministro de Japón. Hace tan solo unas horas ha declarado que la información aportada por el COU y el gobierno tokiota permitirá que los hechos sean investigados con la máxima rapidez posible, pero que "nuestra intención ha sido siempre la de proceder de forma absolutamente limpia con la candidatura, no hay dudas sobre ello", añadía el ministro nipón de Deporte, Hiroshi Hase.
De este modo, quedamos a la espera de ver qué pasa con la cuenta beneficiaria de ese dinero, perteneciente a Black Tidings, y qué tenía que ver Papa Massata Diack en todo ello. Tras este escándalo, la credibilidad del COI está quedando en entredicho gracias al terrible escenario en que se encuentran los Juegos Olímpicos del próximo verano en Río de Janeiro.