Los bares ya se constituyen como símbolo de identidad en nuestra cultura. Y es así, no podemos hablar de cultura española sin hacer estos espacios de socialización en los que compartimos buenos ratos con nuestros familiares y amigos.
Sin embargo, puede darse el caso en que este momento se convierta en una experiencia desagradable, ya sea por el personal, el establecimiento o los precios. Por eso, conviene hacer uso de las herramientas que Internet ofrece para valorar la calidad del sitio en el que disfrutaremos de nuestro tiempo libre.
Existen varios métodos para facilitar la elección del bar, tanto reseñas, redes sociales o las propias páginas webs del establecimiento en cuestión, en las que además de ver la opinión del resto, puedes dejar la tuya.
Así lo hizo una mujer de Alicante que, a través de su cuenta de Twitter, compartió el ticket del desayuno que se tomó en un bar de la localidad.
En algunos sitios de Alicante ya cobran el hielo!!! 10 c un cubito!!! pic.twitter.com/jy51UcUS9T
— Sigrid de Thule (@sigridthulee) August 23, 2022
Este ticket parecía normal: un café y dos tostadas. Pero también había algo más. En la cuenta también aparecía un suplemento de 10 céntimos que el bar le cobró por el hielo del café.
La mujer comentó por la red social del pajarito azul su sorpresa ante esos 10 céntimos de más y su tweet abrió un debate entre los usuarios, que estaban divididos entre una mayoría que se posicionaba en contra del suplemento, y otros a los que les parecía lógico que le cobrasen.
La explicación de los últimos atiende al desabastecimiento del hielo que ha sufrido el país durante este verano. La crisis de este producto ha hecho que cada establecimiento decida si cobrar el hielo como un añadido más o no.
La crisis del hielo
El desabastacimiento de cubitos ha sido uno de los problemas que ha caracterizado a este verano. Casi nunca quedaban bolsas de hielo y, las pocas que había, desaparecían instantáneamente. Esta crisis incluso llevó a un racionamiento por parte de las fábricas e incluso los supermercados.
Todo esto empezó con un fallo en la predicción de las fábricas, que no almacenaron suficiente hielo en sus cámaras durante la temporada de invierno para esquivar los precios récord de la luz y por la incierta temporada de verano.