En ocasiones, la diferencia entre una relación de pareja sana y una abusiva puede ser prácticamente imperceptible. Los celos pueden confundirse con amor, la posesión puede llegar a confundirse con pasión desenfrenada... Y eso lo único que hace es repercutirnos negativamente. El control obsesivo no es una muestra de preocupación hacia la otra persona, sino un intento de manejarla por completo de mantenerla vigilada y de conseguir su sumisión. El problema es que todo esto se ha romantizado hasta el extremo, se ha hecho ver como una muestra de amor, y las relaciones tóxicas son el pan de cada día.
Precisamente sobre eso trata el 'Sunshine', el nuevo corto dirigido por Guileherme Marconedes, un brasileño muy conocido en el ámbito audiovisual. Sobre cómo una relación sana puede acabar convirtiéndose en una perjudicial sin que nos demos cuenta, cómo las mujeres pueden acabar sometiéndose a sus maltratadores sin ver que realmente lo han hecho. Cómo el maltrato va mucho más allá de los golpes.
El vídeo comienza como si de una auténtica historia de amor se tratara, una como la que casi todos hemos vivido, como la que hemos visto en las películas cientos de veces: dos jóvenes se conocen en el instituto y comienzan a verse. Él la colma de regalos, de detalles, de amor y de mensajes de cariño. La recoge en la puerta de su casa, y le demuestra lo mucho que la quiere.
Hay algunos detalles que escaman casi desde el principio, como, por ejemplo, el increíble amor propio que el hombre demuestra. En un primer momento esto no la afecta a ella; se ve cómo él se hace una foto y la ignora, pero esto no es realmente importante. No obstante, hay un momento dado en el que este amor propio, ese egocentrismo, sí que la acaba dañando: están patinando y él, provocador, se lanza hacia un lado sin fijarse en que ella está allí y hace que se caiga al suelo. Esto podría considerarse, en sí mismo, un detalle insignificante. Pero poco después se va viendo cómo ese detalle acaba generando otros muchos que no son tan nimios.
Él se muestra celoso desde el primer momento. Celoso y controlador, exigiéndole a ella que se vista de cierta forma, que deje de ver a sus amigas, que coma más sano... Todo lo hace como si realmente la quisiera, como si se preocupara por ella, pero no es así. Lo que está haciendo es ir controlándola, ir eliminando su libertad.
Una relación cada vez más tóxica y, por desgracia, habitual
Se puede ver perfectamente en este corto, que apenas dura dos minutos, cómo él pasa de ser un novio ejemplar (y enamorarla por completo) a controlar todos y cada uno de los aspectos de su vida. Se enfada porque ella está con sus amigas, y la hace sentir responsable de ese enfado; aunque no podemos ver lo que le dice, porque la banda sonora que se escucha en todo momento es una canción, sí que podemos imaginarlo. Podemos poner en su boca frases como "todo esto lo hago por tu bien", "tus amigas no te hacen ningún bien" o "tú has provocado que yo me enfade de esta forma".
Tiene lugar entonces la escena más dura de todo el corto. Pese a que continúa siendo de animación, y pese a que recurre a la ficción, lo cierto es que se puede sentir el agobio de la protagonista. Ambos se encuentran en el coche, y ella aguanta mientras él grita; en ese momento, ella nota que se ahoga, que se hunde, que desaparece. Quiere huir pero no puede, porque él está en todas partes. Y aún encerrándose, acaba cayendo en su red. Es entonces cuando el corto nos dice "no confundas el amor y el abuso".
En un vídeo esto puede verse muy claro pero, por desgracia, verlo en la vida real es mucho más complicado. Las jóvenes que se ven en la situación de la protagonista acaban cediendo a los chantajes emocionales, porque el proceso de transformar la relación en abusiva es tan lento, tan esparciado, que no comprenden que realmente lo que están sufriendo es maltrato. Ellas creen que eso es amor; que el control, la obsesión, la posesión, son formas más de demostrar ese amor que sienten. Que únicamente controlan a sus amigas porque las quieren, porque se preocupan por ellas. Esto es lo preocupante.
En ese sentido, vídeos como este pueden ser muy esclarecedores. Son muchas las chicas que se han dado cuenta de lo tóxico de sus relaciones tras haberlo visto reflejado en estas situaciones supuestamente ficticias. En ocasiones, es salir de nuestra propia piel lo que nos hace ver qué es lo que estamos viviendo realmente.
Si os encontráis en esta situación, recordad que el amor no ata, sino libera. Si veis que alguno de estos signos son el pan de cada día en vuestra relación, si creéis que vuestra pareja os oprime y os controla más de la cuenta, lo mejor que podéis hacer es tratar de comprender que todo eso no hace más que perjudicaros. Es complicado, no es algo que se pueda pintar como un paso sencillo, ni mucho menos, pero sí es necesario si queréis continuar con vuestra vida. Buscad ayuda, recurrid al número de teléfono 016 y apoyaos siempre en vuestra red de seguridad (amigos, familia, o incluso mujeres que hayan pasado por lo mismo). El maltrato tiene salida.