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La complicada trayectoria de Sumar: por qué no despega la plataforma de la que dimite Yolanda Díaz

La vicepresidenta y ministra de Trabajo dimite como coordinadora del partido que fundó tras el batacazo en las elecciones europeas.

La complicada trayectoria de Sumar: por qué no despega la plataforma de la que dimite Yolanda Díaz

Nunca un espacio situado a la izquierda del PSOE había obtenido tanto poder como en la actualidad. Los resultados de Izquierda Unida en 1996, cuando Julio Anguita obtuvo 21 escaños en el Congreso de los Diputados, se consideraban el techo histórico que fue radicalmente roto con la llegada de Podemos.

La formación liderada por Pablo Iglesias literalmente rompió con ese techo en sus primeros comicios nacionales. En 2015 logró 69 diputados y en 2016 llegó a 71, encabezando además las encuestas electorales en determinados tramos. Después, en 2019 sufrió una caída en apoyos, con 35 diputados, sin embargo, su espacio logró un hecho histórico: llegar al Gobierno de España con cinco ministerios y una vicepresidencia.

A pesar de todos los logros alcanzados por este espacio político, la realidad es que lo que debería ser calificado como un momento dulce se ha tornado en una especie de pesadilla para la formación. Con su mayor poder en la historia, las luchas cainitas y las habituales discrepancias están mellando un proyecto que incluso llegó a plantear un 'sorpasso' al PSOE.

Transformado ahora en Sumar y dividido tras la salida de Podemos, el espacio vive un claro riesgo de fragmentación. En ello es determinante la reciente dimisión de la líder y fundadora de la formación magenta, Yolanda Díaz, que continuará en el Gobierno.

Junto con las luchas con Podemos (que alcanzan lo personal), la coalición de partidos que había fundado la vicepresidenta del Gobierno se encuentra en un momento de crisis. En estos momentos vuelven a surgir dos tendencias dentro del partido: una que apuesta más por el ecologismo y una tendencia hacia un partido verde, mientras que otros defienden una izquierda más clásica, tendente hacia las luchas obreras tradicionales.

Todo ello se suma a las relaciones con las formaciones territoriales e Izquierda Unida. Esta última formación se ha quedado recientemente fuera del Parlamento Europeo e incluso han surgido presiones para correr la lista, puesto que es la primera ocasión en que IU se queda fuera de esta institución. El partido es relevante para Sumar, puesto que aporta sobre todo una estructura territorial fundamental para su supervivencia. También están fuera otros partidos como Más Madrid. Las formaciones territoriales también han exigido mayor peso en la toma de decisiones dentro de la organización y un menor personalismo.

Un cambio de paradigma

Sumar, a diferencia de Podemos, apostó por un discurso menos polarizador y más amable. Sin embargo, ha sufrido varias consecuencias. Primero, como socio minoritario del Gobierno, no ha logrado crear un tono para exhibir su trabajo y diferenciarse del partido mayoritario de la coalición, el PSOE, a ojos de sus votantes.

Tampoco ha creado una línea potente de discurso o conectado con las sensibilidades de sus potenciales votantes. Algo por lo que Podemos sí ha apostado, por ejemplo, abanderando un discurso ante los conflictos que ha abandonado el consenso en plena invasión de las tropas del régimen de Moscú en Ucrania.

Por otro lado, la formación también lastra el Gobierno. Podemos nació en su momento como una herramienta para representar a los desamparados del sistema y canalizar el descontento ciudadano, pura herencia del movimiento 15-M cuyo voto se llevó en sus inicios.

Sin embargo, este espacio electoral se ha convertido ahora, en parte, en el propio sistema. Las políticas de Podemos y ahora Sumar son las que se dirimen en el Congreso de los Diputados y también se publican en el BOE y, por ello, hay un nicho de voto que se ha sentido desamparado.

Ese voto de protesta está yendo actualmente a formaciones como VOX, pero también al recién impulsado Se Acabó La Fiesta, la formación de Alvise Pérez que ha llegado con tres eurodiputados y sin ninguna presencia en los medios de comunicación tradicionales.

Se trata de discursos en los que, aparentemente, el electorado no ha encontrado una respuesta desde la izquierda, cuando Alvise Pérez ha empatado con Sumar y superado a Podemos sin ninguna experiencia política efectiva.

El auge de la extrema derecha en Francia ha llevado ya a las formaciones de izquierdas, incluyendo socialdemócratas y los homólogos de Podemos y Sumar, la Francia Insumisa de Mélènchon, a debatir un Frente Popular que aúne el voto en una única lista.

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