Reino Unido vive una alerta sanitaria con motivo de la bacteria del estreptococo del grupo A (GAS, por sus siglas en inglés). Este patógeno se ha cobrado la vida de hasta seis menores de edad durante los últimos tres meses, según datos de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA). Las últimas cifras oficiales indican el fallecimiento de cinco niños en Inglaterra, a la que se suma una menor en Gales.
Ante la aparición de estos contagios, surge el temor por el brote, especialmente en un mundo globalizado y después de la pandemia del coronavirus, donde hemos aprendido las consecuencias que puede acarrear un enfermedad contagiosa.
Para comprender a qué nos enfrentamos, debemos tener en cuenta que las bacterias estreptococos del grupo A no son nuevas. Se trata de agentes infecciosos muy frecuentes, causantes de enfermedades como la amigdalitis, que todos conocemos.
Las enfermedades que causan generalmente son leves. Se suelen traducir en cuadros respiratorios o cutáneos, pero que pueden ser patologías muy contagiosas cuando se producen en niños pequeños dentro del entorno familiar o escuelas infantiles dentro de entornos muy cerrados.
Para identificar si nos encontramos ante un caso de estas características, hay una serie de síntomas a los que prestar atención: niños con fiebre persistente, con cuadros de somnolencia, alteraciones del nivel de consciencia; así como labios, palmas de los pies o manos azules. En estos casos, se debe consultar con un médico para realizar la prueba de la enfermedad e iniciar un tratamiento.
Medidas de precaución
Si se quiere evitar el contagio de esta patología, simplemente debemos recurrir a las medidas de precaución que hemos llevado a cabo durante toda la pandemia del coronavirus, ya que esta enfermedad comparte las mismas vías de transmisión.
Por ello, la principal recomendación es no exponer a los menores que estén cursando la enfermedad a entornos sociales hasta que no hayan superado por completo la patología.
