Apenas han pasado unos días desde el atentado en Barcelona. Me siento frente al ordenador y sigo sin tener palabras suficientes para expresar todo lo que estoy sintiendo. Mi intención era empezar el artículo de opinión reclamando apoyo para el colectivo musulmán. Pero, cuando me detengo a pensarlo fríamente, me doy cuenta que no habría necesidad para hacerlo. Ellos no han hecho nada malo. No todos los musulmanes son terroristas. Del mismo modo que no todos los vascos son etarras. Seamos justos, no metamos a todas las personas en el mismo saco y no caigamos en generalidades. Que no paguen justos por pecadores.
Todos los atentados, desgraciadamente, tienen el mismo objetivo: causar dolor, impotencia y destrozar familias. Los terroristas pretenden acabar con nuestras libertades y nuestra democracia. Ellos creen que generando pánico podrán imponernos su modelo totalitario. No somos más que simples cifras dentro de sus macabros planes. Jamás conseguirán doblegarnos
Lo ocurrido en Barcelona debe hacernos abrir los ojos como seres humanos. Empecemos a valorar lo que tenemos. Aprendamos a vivir y amar en libertad. Respetémonos los unos a los otros sin importar a quién votemos, a qué Dios recemos (o que directamente no recemos a ninguno) o con quién nos acostemos. Soñemos para conseguir el trabajo de nuestra vida y trabajemos para seguir soñando. Seamos felices. No permitamos que los fanáticos acaben con nuestro modo de vida.
Debemos unirnos todos los demócratas frente a la barbarie
Es muy honorable poner banderas en apoyo a Barcelona. Y colocar flores, velas y frases conmovedoras en el lugar de la masacre. También es necesario guardar minutos de silencio para recordar a las víctimas. Pero, sin duda, esto no va a resolver nada. Lo que debemos hacer todos los demócratas es unirnos frente a la barbarie. No sólo a nivel estatal sino europeo, porque es un problema común. Nuestro deber a partir de mañana es derrotarlos.
También debemos reconocer el impecable trabajo de nuestros escudos. Esos policías que se juegan la vida, día a día, para protegernos. Sin duda son auténticos héroes que merecen toda mi admiración y cariño. Gracias por vuestra enorme labor.
Todo mi apoyo y cariño a las víctimas, familiares y amigos. No están solos, todo el pueblo estamos con ellos. Juntos y unidos conseguiremos ganar la batalla.
