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Sorprenden a un cura católico consumiendo cocaína rodeado de objetos nazis

El prelado afirma que no es nazi y que no tiene ningún problema con las drogas.

La historia de Stephen Crossan, un cura católico de Irlanda del Norte, tiene todos los ingredientes: en sus ratos libres se dedica a consumir cocaína en habitaciones rodeadas de simbología nazi.

El problema con este 'cura farlopero', que ya se ha visto obligado a abandonar el sacerdocio, es que tenía una cámara frente a su cara que estaba grabando todo lo que hacía. No somos conscientes de si el probre Crossan sospechó alguna vez que todo eso se podía volver en su contra. Pero lo hizo. Y tanto.

En las imágenes se puede apreciar cómo Stephen permanece en una sala conversando con un amigo tranquilamente. Sobre la mesa, hay un plato con dos rayas de cocaína sobre él. En un momento dado, el cura católico se levanta de su silla, coge un billete, lo enrolla, y se mete la loncha entre pecho y espalda. Es más, no duda después en recorrer con su nariz todo el plato como si de la turbo-power se tratase.

Eso sí, el cura al menos mostró algo de arrepentimiento, un gesto sin duda muy cristiano y que habla muy bien de Stephen. Antes de meterse la raya dijo, en bajo: "no debería hacerlo". Pero lo hizo. Tal cual.

El cura dice que no es nazi pese a decorar su casa así
"El cura dice que no es nazi pese a decorar su casa así"

La casa en la que sucedió todo fue propiedad del cura, situada en los terrenos de la iglesia de San Patrick. Los que acudieron a la fiesta en su casa (un buen plan de sábado, ir de desfase a la casa del cura), se quedaron boquiabiertos cuando descubrieron la singular decoración: la sala estaba completamente cubierta de simbología nazi, incluyendo varias banderas, sombreros y un águila con una esvástica.

Según ha relatado el cura, no vivía en esa casa "a pesar de que era muy bonita" y a pesar de estar en los terrenos en los que él ofrecía misa. Además, ha afirmado que él jamás ha sido nazi y que únicamente se dedica a coleccionar símbolos históricos de todos los países. Casualmente, no había ninguno de Israel o de la URSS.

El cura sí afirma que tomó la cocaína, y que lo hizo en un momento de debilidad porque estaba pasando un momento de depresión provocada porque había abandonado temporalmente la Iglesia. A pesar de ello, contaba con todo el apoyo de la parroquia, que ahora sí, ha decidido mirar para otro lado.

El prelado ahora afirma que no tiene ningún problema con las drogas y que simplemente tomó la cocaína por curiosidad. El obispo de la localidad ya ha afirmado que jamás tuvo constancia de los hechos que ahora han visto la luz, que sucedieron el pasado mes de julio de 2015. Una historia muy surrealista.

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