Un total de 2.761 personas se encuentran actualmente en las cárceles españolas por delitos sexuales. Entre ellos, hay una tasa destacable de reincidencia, un debate que se ha avivado tras el asesinato de Laura Luelmo.
Para evitar este tipo de problemas, las autoridades han fijado algunos protocolos y tratamientos para evitar estos problemas. Pero, sin duda, su éxito es limitado: Tan solo se han apuntado 230 presos, lo que supone apenas el 8 % de los encarcelados por este tipo de deltios.
Pocos, ¿no? Estos programas de rehabilitación de las Instituciones Penitenciarias son voluntarios, son clave para buscar que no se vuelva a cometer semejantes delitos y fomentar así que no haya más reincidencias.
Ángel Luis Ortiz, secretario general de Instituciones Penitenciarias, habla sobre este tema en una entrevista: "El principal reto de cualquier sistema penitenciario es conseguir que los presos salgan en mejores condiciones de las que entraron. En la medida en que esto no se consiga, el sistema fracasa", afirma.
Para que todo esto sea una realidad y pueda suceder, hay que insistir en los programas de tratamiento; en una mayor dotación de personal especializado, que ahora es insuficiente, y en la creación de condiciones idóneas para que el reo se preste voluntariamente a esos programas. Y es ahí donde quizá reside el meyor de los retos. En provocar esa voluntariedad.
Un 31% no consiguen reinsertarse
Hay un dato que sin duda, alarma. Y es que cualquier cifra que no sea el 100 % será siempre un fracaso cuando hablamos de personas que salen de la cárcel y no ha vuelto a reincidir. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir eso. Concretamente solo un 69 % de las personas que cumplen su condena y salen de prisión no vuelven a delinquier. Pero hay un alarmante 31 % que sí y hacen que su reinserción sea algo muy complicado debido a ese caracter delictivo.
"Se trata de que todos los condenados puedan hacer estos programas", continúa Ortiz, que incide en la creación de unos microprogramas para condenados de corta duración. Y es que algunos presos están en la cárcel alrededor fde seis meses por quebrantar órdenes de alojamiento y estos programas actuales no servirían de nada porque su duración es de un año.
Así pues, queda claro que, aunque las intenciones son buenas y la previsión es seguir bajando estas cifras, queda muchísimo por hacer en la reinserción de los presos que, no cabe duda, deberían también bajar esa cifra que tanto asola a día de hoy la sociedad española metiendo el miedo en el cuerpo.