Los snacks son alimentos muy populares, especialmente consumidos cuando apetece comer algo entre horas o, simplemente, como acompañamiento a una comida principal. Sin embargo, no se trata de comidas especialmente saludables.
Un análisis realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre el etiquetado de 202 snacks salados a la venta en supermercados revela que 158 de ellos, es decir, el 78%, son poco o nada saludables. El organismo pone en la diana a los fritos, las cortezas, los snacks con formas especiales, gusanillos o las palomitas extraídas.
La OCU destaca el exceso de sal, grasas y colorantes, así como de saborizantes o aditivos, que en algunos casos, como el E621, pueden generar intolerancias en personas sensibles. Además, se trata de productos con gran cantidad de calorías: 467 por 100 gramos, algunos incluso superan las 600, casi un 30% del aporte diario de un adulto.
La valoración
El organismo también diferencia en su análisis entre la calidad de los productos, según su categoría y su calidad. Los nachos y los que se presentan tipo healthy, el grupo que se vende de tipo saludable (los tipo de chía o quinoa), son los mejores, aunque estos últimos pueden resultar engañosos. Tienen menos sal y suelen hornearse, por lo que cuentan con menos grasas saturadas. Destacan Tortilla Nachips de Old El Paso y Míos horneados de Risi.
A pesar de su buena valoración, la OCU recuerda que son productos altamente procesados, de poco interés nutricional y muy calóricos, por lo que solo deben consumirse de forma ocasional y limitando su ingesta a una ración de 30 gramos. Pero también no resulta sencillo, puesto que cuentan con glutamato (E621) entre sus ingredientes, que lleva al cerebro a pedir más alimento del que necesita.
En este sentido, se recomienda, a la hora de buscar snacks, recurrir a otros alimentos poco procesados, como los frutos secos, aceitunas, encurtidos (como los pepinillos, boquerones, cebolletas), los boquerones en vinagre, el queso, el hummus o el guacamole.