España lamentaba el pasado 11 de septiembre una nueva muerte a causa del cáncer infantil: Andrea Jiménez Encabo, joven de 19 años que estuvo luchando contra un meduloblastoma durante ocho años. Este era un tumor cerebral contra el que no fue efectivo ningún tratamiento durante los últimos meses.
Tras diagnosticarle la enfermedad en 2015, Jiménez recibió varios tratamientos con buenos resultados hasta que, en el año 2019 la enfermedad reapareció. Tuvo varias recaídas hasta que el pasado mes de marzo los médicos comunicaron a la familia que ya no había más tratamientos.
Tras esto, se inició una campaña para recaudar dinero y destinarlo al tratamiento del linfoma. Empezó en mayo con una marcha solidaria y, cuatro meses después, se ha anunciado el fallecimiento de la joven.
Síntomas del linfoma
De esta enfermedad existen varios síntomas más allá de los evidentes, como el sangrado inexplicable, la aparición de bultos y la inflamación de ganglios, además de la prolongación del dolor aún estando en tratamiento.
Entre estos síntomas menos comunes destacan la pérdida de peso sin razón, la fiebre recurrente, una fatiga desmedida y sin justificación, y el más fácil de detectar: la excesiva sudoración.
Hay varios factores que hacen que las personas sudemos, como las altas temperaturas, menopausia o cambios hormonales. Sin embargo, si la sudoración no está relacionada con esto, es un signo de alerta. Puede pasar durante el día, pero sobre todo durante las horas de sueño. Por ello, si al levantarnos por la mañana vemos que la almohada o las sábanas están mojadas de sudor, esto podría suponer un síntoma de linfoma de Hodkin y No Hodkin.
El factor clave para su curación es detectar la enfermedad a tiempo. Y si bien es verdad que existen varios indicadores como los mencionados, padecer alguno de ellos no quiere decir que sin duda se tendrá la enfermedad. Lo que sí se conoce es que tiene un alto nivel de supervivencia e, incluso, de recuperación, como ocurrió con la tenista española Carla Suárez.