El cuerpo de emergencias de Valencia conformaba este jueves 22 de febrero, en horas nocturnas, el trágico fallecimiento de cuatro personas a causa del incendio que ha consumido por completo un edificio de catorce pisos en Valencia. Tras una primera inspección realizada con drones, las autoridades han localizado los cuerpos de las cuatro víctimas en un balcón y en una vivienda del edificio, completamente calcinados.
Además de las víctimas confirmadas, se reporta la desaparición de otras 19 personas tras el devastador incendio que ha arrasado con el bloque de 138 viviendas, convirtiéndose así en el peor siniestro en la historia de la ciudad de Valencia. Este trágico suceso inevitablemente trae a la memoria el incendio ocurrido en la torre Grenfell de Londres en 2017, donde perdieron la vida un total de 72 personas.
Hace ya varios años, concretamente en junio de 2017, la torre Grenfell de Londres acababa completamente calcinada como consecuencia del fallo eléctrico en un frigorífico en una de las viviendas de la cuarta planta. Un incendio que se propagó rápidamente por el exterior del edificio por culpa del revestimiento del mismo, compuesto de aluminio y de un aislamiento exterior que resultó ser altamente inflamable. Un caso que recuerda al de Valencia, donde el poliuretano ha permitido que el fuego devorara rápidamente el resto del edificio tras un incendio generado en la quinta planta.
El polietileno y el efecto chimenea
De manera similar a lo ocurrido en Valencia, el fenómeno del efecto chimenea, potenciado por el espacio de aire entre las placas, facilitó la rápida propagación del fuego en el edificio londinense. En cuestión de horas, el incendio iniciado en la cuarta planta se extendió devastadoramente por todo el inmueble, cobrando la vida de 72 personas y dejando a 74 heridos. Tras las investigaciones subsiguientes al siniestro, las autoridades determinaron que los promotores del edificio habían empleado polietileno como material principal del revestimiento, buscando mejorar la estética del edificio a un bajo costo.
Un compuesto que, a pesar de que estaba terminantemente prohibido en la Unión Europea para estas rehabilitaciones al ser considerado altamente inflamable, acabó siendo instalado en el edificio de 1974 para darle un profundo lavado de cara. Así lo daba a conocer el por aquel entonces ministro británico de Economía, Philip Hammond, quien reconocía que los promotores de la vivienda utilizaron un compuesto completamente ilegal para reformar el edificio entre los años 2015 y 2016: "Entiendo que el revestimiento en cuestión, este revestimiento inflamable que está prohibido en Europa y Estados Unidos, está prohibido también aquí".
Materiales baratos
En contraste, en el edificio de Valencia se utilizó poliuretano como material de revestimiento. Este material, como explicó la ingeniera Esther Puchades en declaraciones a TVE, es altamente inflamable: "Es un material que, al entrar en contacto con el fuego, gotea, lo que ha facilitado la propagación de las llamas hacia abajo, mientras que, debido al calor y al aire caliente, se expandían hacia arriba".
A raíz de esta tragedia, el gobierno británico lanzó una investigación para determinar la cantidad de edificios que contaban con este tipo de revestimiento, hecho a partir de materiales económicos y altamente inflamables. Varios meses después del incidente, se descubrió que aproximadamente dieciséis mil apartamentos privados aún tenían este tipo de revestimiento exterior, similar al que propagó el incendio de Grenfell. Por lo tanto, el gobierno español se enfrenta a la tarea de investigar el origen de esta tragedia y determinar cuántos edificios podrían estar en riesgo de sufrir un destino similar en caso de un incendio.
