Se cumplen diez años del conocido como 'crack' del 2008, cuando Lehman Brothers se derrumbó y dejó toda una crisis que se extendió a todos los mercados con unas consecuencias muy devastadoras.
Para 'celebrar' el décimo aniversario de ese fatídico momento, los bancos de inversión han decidido realizar una investigación respecto a todo lo sucedido durante esa crisis: qué fue lo que nos hizo llegar a ella, cómo se actuó y cómo se ha intentado, por todos los medios, mejorar la situación. En este trabajo, además, se ha analizado el momento actual para valorar el riesgo que existe en el caso de volver a una situación de estas características.
Marko Kolanovic, jefe de los analistas de JP Morgan, ha sido el encargado de firmar uno de esos trabajos. Y las noticias que ha dado están lejos de ser buenas, puesto que él mismo lo advierte: el aumento de inversiones pasivas que se está realizando ahora mismo podría provocar un derrumbe en cadena a escala global.
Las inversiones pasivas se realizan mediante distintos algoritmos especializados, así como programas informáticos. La fórmula de cálculo se realiza copiando las inversiones actuales que están funcionando en el resto de empresas. Según Kolanovic, ya hemos experimentado esta situación, aunque a pequeña escala, tanto en febrero de este año como en agosto de 2015. Apenas fue perceptible, pero de suceder a gran escala, provocaría una crisis mayor que la de 2008.
El experto cree que la actual etapa de expansión económica acabará porque la falta de liquidez. Y, en ese momento, los programas informáticos que ahora mismo toman las decisiones acabarán con todos los fondos. Comenzará el pánico en la bolsa, como ya ha sucedido anteriormente, y todos los accionistas intentarán vender lo más rápido posible. Muchos de ellos cuentan con los mencionados software que venden de forma automática en este tipo de situaciones, lo que provocará que el sistema se desplome. Porque todos querrán vender, pero nadie querrá comprar.
Habrá una caída del 40 % en pocas jornadas
En su informe, Kolanovic asegura que hay un gran número de inversores que funcionan de forma mecánica, y "venden sobre la base de ciertas señales y no necesariamente en función a desarrollos fundamentales, tales como aumentos en el índice de volatilidad". "Signfica que si el mercado baja un 2 %, entonces se ponen a vender automáticamente".
Según él, eso haría que el valor total de la bolsa bajara un 40 % en apenas dos días, lo que podría hacer que el Banco Central Europeo comenzara a comprar acciones de empresas privadas para, de esta forma, romper el ciclo negativo. Kolanovic no ha querido ser demasiado explícito, pero cree que la expansión no durará más allá del segundo semestre de 2019.
Jean-Claude Trichet, el antiguo presidente del Banco Central Europeo, tampoco se ha mostrado muy optimista con respecto a la economía global. Cree que el endeudamiento que tienen ahora mismo los países emergentes afectará a todos los países, porque la deuda ha sido adquirida por los países más potentes y esto acabaría siendo un efecto dominó.