Los dichos populares se han extendido a lo largo del tiempo. Uno de los más conocidos es 'a Dios rogando y con el mazo dando', que cuenta con dos vertientes, una de ellas buscar deseos propios encomendándose a un milagro o, por otro lado, aparentar una actitud que no se corresponde con la realidad.
Este dicho aparece recogido en la obra 'Philosofia vulgar' (1568), del autor sevillano Juan de Mal Lara, en la que explica que el refrán se divide exactamente en dos partes completamente diferenciadas.
Significado de "A Dios rogando y con el mazo dando"
La primera de ellas, que "no esperemos milagros nuevos ni nos quedemos en una pereza inútil". Por otro lado, relata la historia de un carretero cuyo carro se rompió en un camino y, después del accidente, se encontró con San Bernardo. Cuando rogó por su intercesión para arreglar el vehículo y le contestó: "Yo rogaré a Dios, amigo, y tú entretanto da con el mazo".
El uso habitual de esta expresión se destina para aquellas personas que predican una cosa y después están haciendo la contraria, habitualmente empleando la ironía. "Díjose de muchos eclesiásticos, más atentos a lo temporal que a lo de otra vida", explica Rodríguez Marín.
El refrán también aparece en obras históricas de la literatura española, como 'Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha' (1615), de Miguel de Cervantes de Saavedra, o 'Sancho Saldaña' o 'El Castellano de Cuellar' (1884), de José de Espronceda.