Que el referéndum ilegal del 1 octubre celebrado en Cataluña no tuvo ninguna garantía es algo incontestable. Pese a las irregularidades del proceso, la escenografía montada por el Govern de la Generalitat con Carles Puidemont y Oriol Junqueras a la cabeza dio su resultado. Así, se aumentó la brecha entre España y Cataluña debido a la dura represión policial de aquella jornada y a la incompetencia de un presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cerrado al diálogo.
Tras la huelga general que inundó las calles de Cataluña como protesta por la violencia policial del fatídico domingo de urnas, el Govern aun no ha revelado los datos del recuento final alegando que aún falta por contabilizar el 5% de las papeletas. Sin embargo, algunos Ayuntamientos ya han facilitado los suyos.
En Tavertet (Barcelona), hubo un apoyo a la independencia de un 309% de su potencial electoral. En L'Estany (Barcelona), hubo 1014 votos por el 'sí' sobre un censo de 340 personas. En Sant Martí d'Albars (Barcelona) y Palol de Revardit ocurrió lo mismo dándose cifras demasiado abultadas.
El censo universal
A pesar de lo raro que esto pueda parecer, este fenómeno puede explicarse por la puesta en marcha desde la Generalitat del llamado censo universal. Con esto se permitía la votación en cualquier mesa independientemente del colegio que se tuviera asignado. Con esta medida, se pretendía asegurar el voto ante el más que predecible cierre de colegios por parte de las fuerzas de seguridad.
El propio president de la Generalitat tuvo que acudir a un punto diferente del asignado en el censo inicial. Carles Puigdemont tendría que haber votado en el pabellón del poliderportivo de Sant Julià de Ramis, en Girona, pero tuvo que trasladarse finalmente hasta Cornellà de Terri.
Irregularidades durante el 1-O
Las irregularidades se sucedieron a lo largo de toda la jornada. Entre las denuncias, la más común fue la de la posibilidad de votar varias veces. Contrarios al referéndum y periodistas de diferentes medios lo hicieron para poner en evidencia las escasas garantías de este llamamiento a las urnas. La Generalitat informó que habían puesto en marcha un control informático previo a la votación para impedir irregularidades, pero el servicio fue muy intermitente y se demostró ineficaz.
Según el Govern, la participación se movió en torno al 40% de los 5,6 millones de catalanes llamados a votar. No será posible conocer los datos exactos debido a la falta de garantías y al contexto en el que tuvo lugar el referéndum marcado por la incautación de material electoral, la violencia y las cargas policiales.
