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Si no es sí, es no: la violación de los Sanfermines

¿Los violadores son enfermos o se trata de un problema mucho más profundo? En España, una mujer es violada cada ocho horas.

El siete de julio de este año, cinco hombres violaron en un portal a una joven de dieciocho años, aprovechando el tumulto que estaba teniendo lugar fuera debido a los Sanfermines. Los acusados son cinco jóvenes sevillanos, Jesús Ángel P.M., Jesús E.D., Alfonso C.E., Antonio Manuel G.E. y Ángel B.F.

El ocho de agosto, un juez decretó su procesamiento por cinco delitos de agresión sexual, además de un delito de robo con violencia. Porque estos cinco hombres no solo acorralaron y violaron a una chica en un portal, haciéndose uso de su fuerza, sino que también le extrajeron la batería del móvil y se la llevaron, impidiendo así que ella pudiera ponerse en contacto con su familia, o pedir ayuda.

Los violadores se sentían tan orgullosos de lo que habían hecho que decidieron compartir por un grupo de WhatsApp, llamado "La manada", un vídeo del momento con todos sus amigos. La policía estuvo investigando posteriormente los mensajes que se habían enviado y recibido en ese grupo, y descubrieron que los miembros del mismo habían estado bromeando con el vídeo. Uno de los detenidos escribió antes del delito: "¿Llevamos burundanga? Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones". Todos le rieron la "broma".

Fotografía de los acusados
"Fotografía de los acusados"

Hace relativamente poco, se ha descubierto que esta podría no ser la única violación perpetrada por estos sujetos. Su necesidad de compartir a través de WhatsApp lo que ellos denominan "trofeos" ha facilitado a la policía hallar otro vídeo de una agresión sexual realizada en Córdoba en el mes de mayo. En ambos vídeos se observa cómo se usa la violencia contra las dos mujeres cuando estas se niegan a hacer lo que los acusados les piden.

No son enfermos, son hijos sanos del patriarcado

Desde que los hechos se han conocido, son muchas las personas que han tachado a estos cinco sujetos de enfermos mentales, pero nada más lejos de la realidad. No son enfermos mentales, son hijos sanos del patriarcado, tal y como rezan una de las campañas feministas más conocidas de las redes sociales. Sus conversaciones no son tan distintas a otras tantas que podríamos llegar a encontrar si leyéramos los grupos de WhatsApp en los que solo participan hombres.

Se enorgullecen de sus "capturas", tratando a las mujeres como "trofeos", como algo que está ahí para que ellos las usen y las disfruten. Presumen de las chicas con las que se han acostado y, en este caso, de las violaciones grupales que han realizado. Lo peor de todo es que ellos, probablemente, están convencidos de que no fue una violación. Porque creen que no han hecho nada más que tomar algo que les pertenecía por el simple hecho de ser hombres. Eso es lo realmente preocupante de la situación.

Fotografía de 'El Prenda', uno de los acusados
"Fotografía de 'El Prenda', uno de los acusados"

Vivimos inmersos en un sistema patriarcal y machista, donde la mujer es relegada a una segunda posición. Se cosifica a las mujeres, se las sexualiza, y se las convierte en un objeto de consumo a disposición del público masculino. La publicidad, la televisión, las revistas, las películas, incluso algunas canciones; prácticamente todo en la sociedad nos enseña que las mujeres deben preocuparse por gustarle a los hombres, por agradarles. Las mujeres deben maquillarse única y exclusivamente para gustarle a los hombres, deben ponerse escotes y minifaldas para resultarles atractivas. Y es así como se acaba justificando una violación: porque si las mujeres solo se ponen atractivas para atraer a un hombre, ¿cómo va una mujer a llevar una minifalda y no querer tener sexo con ese chico que acaba de conocer en la discoteca?

Esto no es un caso particular, no es algo que haya sucedido en un momento dado, sino que es una situación que se repite día tras día. El machismo viola, tortura, somete y mata, y aún hay quien niega su existencia, o habla de un sistema "hembrista" que busca oprimir a los hombres.

Si no es sí, es no

Los acusados se han parapetado detrás de un muro de excusas y justificaciones típicas del machismo. La más escuchada es que la víctima no dijo que no. Tras ver el vídeo, el propio juez ha declarado que en ningún momento hay consentimiento por parte de la joven; lo único que hay es un sometimiento. Ella no tiene más remedio que soportar las vejaciones, porque no cuenta con la fuerza física necesaria como para deshacerse de los cinco hombres que la estaban violando.

A esto hay que añadirle que, según las investigaciones, tanto la joven de los Sanfermines como la chica agredida sexualmente en Pozoblanco, Córdoba, podrían haber sido drogadas antes de haber sido violadas. La mujer de Pozoblanco declaró que no había denunciado en su momento porque no recordaba absolutamente nada; ella despertó completamente desnuda a la mañana siguiente, sin saber qué había sucedido. Fue a raíz de ver el vídeo en el que aparece que comprendió lo que esa noche había pasado, y decidió denunciar.

Imagen de la campaña
"Imagen de la campaña "Si no es sí, es no" contra el acoso sexual"

No dijeron que no, según los acusados. Pero en ningún momento dijeron que sí, porque no se encontraban en circunstancias de consentir. Cuando una mujer no dice que sí, la respuesta siempre es no. Siempre. Si ha bebido, o si ha consumido algún tipo de droga (de forma intencionada o no), no podrá decir que sí haciendo pleno uso de sus facultades, así que la respuesta siempre será no. Quizás si los acusados hubiesen tenido esto más claro, se lo hubiesen pensado dos veces antes de hacer lo que hicieron. O quizás no, porque, a fin de cuentas, las violaciones nunca son consentidas.

Las violaciones no siempre son violentas

Se nos ha educado para que asociemos una violación como algo que sucede en un callejón oscuro, de noche, y por la fuerza. Pero no siempre tiene que ser así; una violación puede parecer, en un primer momento, consentida. Para comprender mejor este asunto, nunca está de más verlo reflejado en una situación "real": la película 'Puedes confiar en mí', del año 2010, narra cómo una chica es violada, y ella es incapaz de asumirlo al principio. Está convencida de que ella quiso hacerlo hasta prácticamente el final pese a que, visto desde fuera, comprendemos que no fue consentido en ningún momento.

Fotograma de la película 'Puedes confiar en mí'
"Fotograma de la película 'Puedes confiar en mí'"

Las violaciones pueden suceder dentro del seno familiar. Un violador puede ser un gran amigo de los padres de la víctima o, incluso, un gran amigo suyo. O puede ser un profesor, o un vecino, o alguien de confianza. Y una violación no tiene por qué ser violenta, puesto que la víctima puede someterse ante el miedo; cada uno reacciona de forma totalmente diferente a una situación de tensión.

Hasta que no comprendamos esto, y no asimilemos que estamos en una sociedad en la que hay un machismo implícito en prácticamente todas las acciones diarias, no podremos cambiarlo. Las manadas seguirán recorriendo nuestras calles, y las mujeres seguirán corriendo peligro.

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