Te despiertas el domingo por la mañana con una resaca de las que poner un pie en el suelo se convierte en misión imposible después de las copas de anoche. La cabeza casi sin vida dando vueltas arrepintiéndote del último chupito que te tomaste ya con las luces encendidas justo antes de salir por la puerta de la discoteca.
La culpa siempre será del chupito, no de las tropecientas copas anteriores. Llega el momento de ir al baño y te das cuenta que la única parte de tu cuerpo que tiene vida es la zona genital. ¿Cómo puede ser posible si yo solo quiero hibernar tres días? ¿Por qué ahora? ¿Me pone cachondo la resaca?
Investigadores de la Universidad de Washington y el Instituto Kinsey descubrieron en un estudio que a los hombres que habían consumido alcohol la noche anterior les costaba más controlar sus erecciones al consumir pornografía que los hombres que no habían bebido.
Alcohol y sexo van de la mano
Además, mucha gente asocia beber con sexo. Con un par de copas de más nos desinhibimos, empiezan los bailes que intentan ser sexys -aunque si los viésemos al día siguiente nos arrepentiríamos- y el hecho de sentirnos así nos hace pensar en que la noche va a terminar por todo lo alto. Claro, que luego la realidad es otra y al día siguiente te despiertas así.
Otra de las opciones es que nuestro cerebro lo único que quiere hacer es olvidarse del dolor de cabeza y del malestar general que tenemos, y ¿qué mejor manera de desconectar que sintiendo placer? Quizás es lo último que te apetece pero si tuvieses que elegir entre placer o vomitar, ¿qué elegirías? ¡Te hemos pillado!