Tras intentar silenciar la labor del juez Fernando Andreu, titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 y la Fiscalía de la Audiencia Nacional, por investigar los vínculos entre el imán de Ripoll y el CNI, finalmente la agencia de inteligencia se ha visto obligada a reconocer la evidencia: el cerebro de los atentados de Barcelona colaboraba como confidente.
La investigación de sus vínculos llegó a oídos del director del CNI, Félix Sanz Roldán, que decidió emprender la denominada 'Operación Fiscales', cuyo objetivo era establecer conversaciones que permitieran a Roldán entrevistarse con la fiscal Dolores Delgado, tal y como revela OKDiario.
De esta forma, la dirección de los espías españoles quería conocer de primera mano el transcurso de las investigaciones. Delgado, funcionaria de carrera, es fiscal coordinadora de terrorismo yihadista y conoce de primera mano todos los detalles sobre este 'agente doble'.
El CNI confirma la colaboración con Abdelbaki Es Satty. Fue captado en 2014 tras su detención en 2014 en mitad de una operación sobre el tráfico de hachís. Es Satty tenía la función de revelar información de primera mano sobre las investigaciones del CNI en materia de terrorismo. Sin embargo, niegan que recibiera gratificaciones procedentes de los fondos reservados.
El imán de Ripoll iba a ser deportado a Marruecos, pero su orden jamás se materializó, después de que, como ha confirmado el propio CNI, se mostrase dispuesto a colaborar con las autoridades españolas.
Un miembro de la Agencia de Inteligencia ya justificó la colaboración: "Entra dentro de los protocolos habituales del organismo. Lo normal para obtener información para la lucha antiterrorista es contactar con quienes puedan tenerla y en las cárceles hay mucha gente que coopera". Ahora, se confirma a nivel oficial.
La noticia deja en mal lugar a la Oficina de Inteligencia española, si se tiene en cuenta que no fueron capaces de reconocer toda su operativa para preparar los atentados de Barcelona y Cambrils, que dejaron 16 muertos el pasado 17 de agosto. Durante aquella etapa, al parecer, podrían mantener contactos de primera mano, algo que no se descarta porque no ha trascendido la fecha en la que finalizó la colaboración.
El imán de Ripoll, acusado de captar a los cinco jóvenes que colaboraron en la planificación del ataque, pudo moverse sin problema por Francia, Bélgica y Marruecos. Precisamente, los días previos al 17-A viajó a Francia, algo confirmado cuando su coche fue capturado por una cámara de radar. Los investigadores de la causa creen que recibió soporte de una célula francesa, una de las ramas del Daesh más potentes en Europa.
