A partir del año 1988, las mujeres pudieron incorporarse al cuerpo de la Guardia Civil en España. No obstante, y aunque pueda parecer increíble, en los casi treinta años que lleva habiendo mujeres en el cuerpo, todavía no se han adaptado los chalecos antibalas para que puedan llevarlos sin que eso suponga ningún riesgo para su seguridad.
Los chalecos están adaptados al cuerpo masculino, con lo cual la talla más pequeña aún es excesivamente larga para algunas mujeres más menudas. No solo eso, sino que queda demasiado holgada en muchas ocasiones, pudiendo provocar peligros en la seguridad de la mujer. A la hora de realizar movimientos, pueden encontrarse también con impedimentos; por ejemplo, les cuesta bastante más trabajo sacar la pistola, puesto que el chaleco acaba subiéndose, y la parte superior topa directamente con su cara. Las mujeres tampoco pueden acceder a los grilletes en muchas ocasiones, puesto que el chaleco es demasiado grande como para permitírselo.
Pese a que pueda parecer obvio que la fisonomía masculina y la fisonomía femenina es distinta, parece ser que desde la Guardia Civil todavía no lo han tenido en cuenta y no han querido pedir chalecos adaptados. ¿Qué sucede cuando no se toman desde arriba las medidas de seguridad necesarias? Que hay quien decide tomárselas por su cuenta, y eso es lo que decidió hacer una agente de la Guardia Civil llamada Alicia.
Alicia, a juicio por llegar un chaleco para mujer
Hace unos años, Alicia vio que aunque llevaba tiempo pidiendo un chaleco que se ajustara mejor a su cuerpo, este nunca llegaba. Cansada de sentirse incómoda, de no poder realizar su trabajo de la forma adecuada, decidió hacerse un chaleco a su medida, que le costó 500 euros. Ante su sorpresa, su superior, el oficial que se encontraba al mando, le indicó que no podía usarlo; debía continuar usando el reglamentario, pese a que no respetara las formas de su cuerpo y no le permitiera acceder ni al arma ni a las esposas. Pero Alicia no se dio por vencida, considerando su integridad física mucho más importante, y continuó llevando el suyo.
Y eso podría llegar a costarle ahora bastante caro. La Asociación Unificada de la Guardia Civil anunció en Twitter que iba a comenzar a observarse en el Jurado el caso de Alicia, a la que su oficial le abrió expediente por insubordinación, alegando que estaba usando el chaleco antibalas que ella misma tuvo que diseñar y pagar en lugar del de hombre. La asociación explicó que considera totalmente injusta esta situación, ya que lo normal es que las mujeres pudieran usar chalecos adaptados a su cuerpo y que, por supuesto, les permitieran acceder a su arma rápidamente. De no ser así, lo que está en juego en según qué momento es su propia vida; si no consiguen desenfundar velozmente en una situación límite, podrían llegar a recibir un disparo de un agresor.
Lo ilógico de la situación ya no es solo que puede que esta agente se vea obligada a cumplir condena por insubordinación, que también, sino que no se piense en el resto de las mujeres que ahora mismo se encuentran trabajando en el cuerpo de la Guardia Civil española, que no son pocas. Porque Alicia no es la única que siente cómo este chaleco oprime su pecho, aprisiona su cadera, y no le permite coger su arma, además de quedarle demasiado holgado por la zona lateral; es algo que le sucede a muchas mujeres de la Guardia Civil. Estamos ante una de esas situaciones de machismo que, pese a darse día tras día, no cobran importancia hasta que sucede una desgracia. ¿Tiene que morir alguna mujer por un fallo del chaleco para que, desde arriba, se decidan a actuar?
Alicia se encuentra ahora mismo de baja psicológica, esperando a ver qué sucede en el juicio en el que se le culpará de delito militar por insubordinación. Podría acabar enfrentándose incluso a pena de cárcel, pese a llevar ejerciendo fielmente su trabajo desde hace veinticuatro años, y teniendo como único "delito" el llevar un chaleco antibalas adaptado a su cuerpo.
Está por ver qué decide hacer la Justicia española; independientemente del resultado que se dé, lo que sí es cierto es que los chalecos para mujer deberían ser ya más que una realidad, no solo en la Guardia Civil, sino en cualquier puesto de trabajo que los requiera. Porque no es ningún capricho, es una medida de seguridad básica y fundamental, al igual que lo son los chalecos para hombres.