Esto de los favoritos en el Festival de Eurovisión no hay quien lo entienda. Si bien durante el periodo de preselecciones todos tenemos nuestro favorito al que defendemos a capa y espada, y normalmente se suele aupar a una delegación prácticamente a la victoria antes de que empiece todo, una vez comienza el festival, eso de que haya un favorito claro no le gusta a nadie.
Algo así está pasando con la propuesta de Países Bajos este año. Si bien Duncan Laurence y su 'Arcade' arrasan en apuestas (han llegado a llevar un 30% de probabilidades de victoria entre 41 contendientes), una vez comienzan los ensayos, al eurofan le encanta que a ese superhéroe le salgan villanos, que se dude de su victoria, y en definitiva que haya algo de emoción en el asunto.
Sin embargo, la segunda semifinal va a ser el gran momento o de disipar todo tipo de duda o de verdad meter en un jaleo al gran favorito. El mejor ejemplo, el año pasado, donde las semifinales sirvieron para hundir un poco a una Netta que no entró del todo bien al escenario de Lisboa, y encumbrar a una Eleni Foureira que si el festival hubiera durado una semana más lo hubiera ganado. ¿Qué pasará este año?
El minimalismo holandés
Todos los años hay alguna delegación que desde 2017 se apunta a eso de que 'la música no son fuegos artificiales'. La ya célebre cita de Salvador Sobral tras ganar en Kiev en 2017 se la ha aplicado a fondo este año unos Países Bajos que probablemente cuenten con la mejor canción y posiblemente la mejor voz masculina de la edición.
Sin necesidad de promoción apenas y con una hoja clara, este 'Arcade' ha ido funcionando como un tiro, hasta el punto de ponerse la AVROTROS (Televisión pública neerlandesa) a planificar una hoja de ruta por si el festival visita Amsterdam el año que viene.
Sinceramente, somos de los que creemos que así va a pasar, y que la segunda semifinal va a servir para una puesta de largo definitiva de Duncan, el que si bien ha optado por el minimalismo y su piano, lo cierto es que la canción por sí sola ya nos lo da todo.
Suiza, a huir del 'Efecto Foureira'
Luego del impacto de 'Fuego' el año pasado, sabíamos sin duda alguna que íbamos a tener candidaturas parecidas en Tel Aviv. Para ello, más de una delegación terminó llamando a la puerta de Sacha-Jean Baptiste, escenógrafa de Foureira, para que le echara un cable.
Junto a Chipre (su parecido es una obviedad), Suiza también se encomendó a esta vía, 'masculinizando' el fuego de la mano del talentoso Lucca Hanni y su 'She Got Me'. Siendo una opción más que válida y con mucho recorrido, el problema reside en ver como Chipre se ha acabado desplomando con un concepto parecido al chipriota del año pasado.
¿Le pasará algo parecido a Lucca? Sinceramente, igual puede comenzar a pasar desapercibido (sin dramas, raro es que no acabe pisando el top-10), o que dé una nota de colorido y ritmo a una final que se intuye lenta. De momento, la segunda semifinal le servirá para ganarse el billete.
Suecia, el favorito silencioso
Nadie habla de Suecia. Casi por primera vez en muchos años, los suecos andan pasando desapercibidos en beneficio de Países Bajos, Suiza e incluso Rusia y Azerbaijan. La candidatura de John Lundvik, se mantiene ahí, al acecho, y la segunda semifinal puede ser un buen momento para la primera estacada.
Y es que, siendo sinceros, Lundvik y sus cuatro magníficas coristas representan la opción segura a ganar Eurovisión 2019. Con la canción más festivalera de todas las favoritas, una puesta en escena impoluta como suele ser en cualquiera que viene de la SVT y de Bjorkman, y una voz, la de John, magnífica, la ecuación podría salir.
Para ello, solo un desplome holandés le daría opciones, pero siendo sinceros, es improbable no ver a Suecia dentro del top-5 el próximo sábado. Mimbres hay, y se empezarán a ver en la segunda semi.
Solo tres puestos para la segunda mitad
El azar también existe en Eurovisión. Pese a que lo veamos todo medido y controlado, lo cierto es que no es del todo así, sobre todo en el orden de actuación. Y es que, pese a estar todos los favoritos en la segunda semifinal, el paso del Big 5 primero, y de los clasificados de la primera semifinal segundo, les han dejado sin puestos en la segunda mitad de la final.
Siendo el objetivo más codiciado, de las 13 plazas para actuar en el segundo intervalo, apenas solo quedan tres, claramente pocas para diez que pasarán a la final. En este juego, del que Miki y España partirán en la segunda mitad, hay que estar atentos a una realidad: que las canciones movidas se vayan a la primera mitad.
Ver a Suiza o Malta entre los 13 primeros en actuar sería un alivio para La Venda, y un aliciente más para seguir la segunda semifinal con lupa.