"Muchas de ustedes que están leyendo esto tienen juguetes sexuales en su poder en este momento. Y ya quieran aceptarlo como un hecho o no: esos jugetes sexuales son un portal abierto entre el reino demoníaco y tu propia vida". Eso es lo que el escritor cristiano Mack Major opina sobre la masturbación femenina que, al parecer, es uno de los problemas más preocupantes de su día a día. Tanto es así que, en su propio blog, ha dedicado una entrada completa a advertirnos de lo perjudicial que esta puede ser para las mujeres.
Algunos practicantes de la religión han expresado esta idea en varias ocasiones, señalando que la masturbación podría ser un pecado y que si disfrutamos de ella, el demonio será nuestro mejor amigo en la próxima vida. Porque Dios nos cerrará las puertas del cielo por eso de haber practicado el pecado de Onán.
Según Major, el problema es que la población femenina se masturba, algo que todos sabemos aunque todavía se considere un tabú (como todo el sexo en general). No parece tener ningún problema con la masturbación masculina, no obstante; quizás sea porque él se ve beneficiada por ella, y prefiere no adentrarse en estos temas...
Sobre los vibradores y los juguetes sexuales
Además, lo que más le preocupa son los vibradores y los juguetes sexuales que puedan usar las mujeres porque, según él, "mientras tengas esos juguetes sexuales en tu hogar, tienes una entrada que puede permitirle a los demonios no solo acceder a tu vida o a tu voluntad, sino también atormentarte, obstaculizar y destruir ciertas partes de tu vida relacionadas con el sexo y tus relaciones".
Pero no os preocupéis, chicas, porque todo esto no son más que desvaríos de un hombre en particular. No hay ninguna prueba de que al masturbaros estéis abriendo ninguna clase de portal al infierno (y, si la hay, comentádnosla aquí abajo para que todas lo tengamos en cuenta), sino todo lo contrario. Vuestra salud en general mejorará si os acostumbráis a practicar sexo de forma ocasional (siempre y cuando os apetezca, por supuesto), ya sea acompañadas... ¡O solas!