Las elecciones presidenciales de Estados Unidos celebradas el pasado 3 de noviembre dieron la victoria al demócrata Joe Biden, algo que no ha aceptado el aún presidente Donald Trump, por lo que ha insistido en clamar un presunto fraude electoral que no se ha podido demostrar. Sin aceptar su derrota, el republicano ha continuado con su política de polarizar a la sociedad azuzando a sus votantes, entre los que se encuentran numerosos grupos de extrema derecha, radicales religiosos y supremacistas blancos.
Como consecuencia, el pasado 6 de enero Estados Unidos vio tambalear su democracia. Mientras se llevaba a cabo el acto formal en el Congreso para ratificar la victoria de Biden antes de su toma de posesión, Trump daba un mitin en el que animaba a sus seguidores a pasar a la acción. Y así fue. Marcharon hacia el Capitolio y lo asaltaron en mitad de una exhibición de violencia que se convertía en la escenografía de un aparente golpe de Estado y que le ha costado la vida a cinco personas.
Cuando aún se están llevando a cabo detenciones de aquellos que protagonizaron aquel ataque a la democracia, desde foros radicales conservadores de internet ya se está comenzando a plantear un segundo asalto al Capitolio. Simpatizantes de Trump animan a concentrarse con armas en todo el país para oponerse a la investidura de Joe Biden que tendrá lugar el próximo 20 de enero.
Según ha informado el FBI en un boletín, han recibido informaciones sobre "protestas armadas" previstas en los 50 estados del país entre el día 16 y el 20. "El FBI tiene información de un grupo armado identificado que tiene la intención de viajar a Washington el 16 de enero. Han avisado que si el Congreso intenta sacar al presidente Trump por medio de la enmienda 25 habrá un gran levantamiento", explica la circular.
El FBI tiene informaciones sobre planes de algunos grupos ultraconservadores que han pedido asaltar sedes de gobiernos estatales, locales, judiciales y otros centros administrativos para mostrar su oposición al nombramiento de Biden, que consideran un robo electoral, como falsamente ha clamado Trump.
Los legisladores demócratas están presionando al vicepresidente, Mike Pence, para que invoque la enmienda 25 para inhabilitar a Trump con apoyo del gabinete del Ejecutivo o someterán al mandatario a partir del miércoles a un juicio político (impeachment) por "incitación a la violencia contra el gobierno".
Despliegue de seguridad
La ceremonia de investidura del nuevo presidente, Joe Biden, tradicionalmente es un evento multitudinario que concentra a miles de personas en la explanada del Natinal Mall frente al capitolio, donde el nuevo mandatario jura su cargo en un acto solemne.
Pero en este ocasión, la tensión obliga a elevar la precaución hasta el punto que la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, ha recomendado no salir a la calle durante la ceremonia, para la que se desplegarán a hasta 15.000 efectivos de la Guardia Nacional enviados desde varios estados, más del triple de los soldados que hay ahora mismo desplegados en Afganistán.
Joe Biden, por su parte, ha asegurado que no tiene "miedo" a aparecer en la escalinata del Capitolio el 20 de enero frente al público, como manda la tradición, pese al ambiente de alerta que se vive en el país.
"Volverá a ocurrir"
Lo ocurrido el pasado 6 de enero puso de manifiesto un colosal fallo de seguridad y coordinación entre las autoridades del Pentágono, la ciudad de Washington y de la Policía del Capitolio, encargada de la seguridad de la sede legislativa.
Po este motivo, el jefe de la Policía del Capitolio, Steven Sund, fue obligado a dimitir, aunque ha asegurado que pidió que el destacamento de la Guardia Nacional del Distrito de Columbia se pusiera en alerta ante la llegada de trumpistas, pero que esa petición le fue negada por el Pentágono y los responsables de la seguridad del Senado y la Cámara de Representantes. Fue la policía local de Washington y agencias federales como el FBI las que acudieron al rescate.
Sund ha asegurado en una entrevista con The New York Times que si las agencias encargadas de la seguridad no se ponen de acuerdo sobre lo ocurrido la semana pasada "va a volver a ocurrir" durante la inauguración de Biden.