El sedentarismo en España ha alcanzado unos porcentajes elevados y preocupantes. Según los datos del Eurobarómetro de la Comisión Europea (CE), el 47% de los españoles no practican ningún deporte o ejercicio físico, sino que llevan una vida inactiva y poco saludable. Estos datos sitúan a nuestro país como el noveno de la Unión Europea, con una mayor tasa de personas con un estilo de vida sedentario.
Son muy pocas las personas que dedican una parte de su tiempo a alcanzar los niveles mínimos de actividad saludable. De hecho, cerca del 70% de gente que visita a su médico de cabecera no cumple con los 150 minutos de ejercicio semanales o 75 de movimiento moderado que se recomiendan, a pesar de que no hay una única forma de aprovecharlos: bailar, andar, jugar al tenis, jugar con tu perro...
El hecho de llevar una vida activa es favorable en todos los sentidos. Así lo demuestra la tasa de mortalidad, que se reduce entre un 30% y un 60% en aquellas personas que llevan un estilo de vida alejado del sedentario. Además, también reduce la incidencia de casi todas las afecciones.
Un equipo liderado por la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Bizkaia ha querido demostrar los efectos positivos de una vida activa. Para ello, ha realizado un estudio durante 15 años en el que ha investigado a un total de 3.357 pacientes inactivos de 11 centros de atención primaria españoles. Los resultados del trabajo han mostrado que la mortalidad de las personas que se comprometieron a alcanzar las recomendaciones mínimas ha sido un 50% menor de aquellas que decidieron permanecer inactivas.
Y es que llevar una vida saludable no es tan difícil y nunca es tarde para cambiar. Para aquellas personas que llevan décadas sumidas en el sedentarismo, un hábito tan accesible como caminar rápido 50 minutos a la semana ayuda a reducir la mortalidad en un 31%.
Actividad física como terapia
Que la práctica de actividad física genera beneficios para la salud y que el no ejercitarse acelera el efecto adverso es una realidad de sobras conocida. Estos beneficios afectan incluso a las enfermedades, lo que ha llevado a los profesionales a desarrollar estrategias con el fin de poner en marcha solución a determinadas patologías.
Gonzalo Grandes, jefe de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Bizkaia y líder del trabajo, ha asegurado que quiere "implementar la actividad física como terapia estándar para personas con patologías crónicas como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes, pero cualquier cambio en la práctica clínica tiene una inercia enorme. Hay profesionales que no tienen la formación necesaria para hacer un plan de actividad física e incluso habría que reorganizar la promoción de la salud pública dentro de las comunidades".
