Ali es un niño de ocho años que espera a su madre en las cercanías del hospital que Médicos sin Fronteras ha instalado en Abs, en el noroeste de Yemen. Debido a los bombardeos continuados que Arabia Saudí está lanzando sobre la población, Ali no tiene casa donde esperar a que su madre pueda volver con él. No es el único. La guerra desconocida en este país poco conocido ha dejado a más de tres millones de personas desplazadas de sus hogares.
De repente, un ruido ensordecedor asusta a Ali. Una explosión, más ruido, gritos, gente, caos. Todo el mundo corre de arriba para abajo caminando entre los restos de lo que hasta hace poco era un hospital de Médicos Sin Fronteras y ahora ya no es más que un objetivo militar exitosamente alcanzado. El lugar donde intentaban recomponer a las personas rotas por la guerra también se ha roto.
Ali no sabe a dónde ir porque está asustado, porque no sabe dónde está su madre y porque no entiende qué está pasando. Tampoco entiende quién haría algo así ni tampoco por qué. Se da cuenta de que está sangrando pero no entiende nada. Solo se queda mirando la forma en que una voluta de humo sale de los escombros que ve a lo lejos.
Ali no sabe que las bombas que acaban de lanzar contra el hospital bien podrían ser de fabricación española. Al fin y al cabo, Arabia Saudí es el principal cliente español fuera de la OTAN, el volumen de sus importaciones de armas patrias alcanzan los 240 millones de euros. Suficiente dinero como para construir un hospital.
1 Miles de millones en el sector armamentístico español
Desde que en 2011 Pedro Morenés se pusiese al frente del Ministerio de Defensa las exportaciones de armas de la industria española han vivido un periodo de crecimiento. España es actualmente el séptimo país que más armas vende fuera de sus fronteras, en un contexto en el que, según Transparencia Internacional, un 70% de los gobiernos del mundo no tiene los suficientes mecanismos de prevención frente a la corrupción en el sector de la defensa.
Y es que a pesar de que la crisis económica afecta a todos los sectores y no tiene visos de acabar, la industria armamentística ha visto cómo sus ventas en el exterior han ido aumentando desde 2004, año en el que el valor de las exportaciones ascendía a 400 millones de euros. Según los datos del Ministerio de Economía, en el año 2014 España exportó armas por valor de 3.203,2 millones de euros. Por otro lado, aunque todavía no están disponibles los datos anuales de 2015, sí que se han hecho públicos los datos del primer semestre de ese año, en el que se exportó material bélico por valor de 1.727,2 millones de euros, lo que supone un aumento con respecto a los primeros seis meses de 2014 de un 25,3%.
Los datos totales sobre el dinero que esta industria mueve en España son mucho mayores. Según la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), el sector armamentístico en 2014 tuvo en nuestro país un volumen de mercado de 9.400 millones de euros, lo que estaría cerca del 1% del PIB y del 5,5% del PIB industrial. De hecho, este último porcentaje no ha hecho más que aumentar en los últimos años: desde el 3,7% del PIB industrial que representaba en 2003, hasta el mencionado 5,5% que representó en 2014. Según TEDAE, son casi 50.000 personas las que trabajan en este sector.
Pero, ¿por qué se ha incrementado tanto la facturación de la industria armamentística en nuestro país? En un reportaje publicado por la revista Alternativas Económicas, Alberto Estévez, coordinador de la campaña 'Armas bajo control', afirma que se debe a la voluntad de los gobiernos del PP y el PSOE, aunque en los últimos años el gobierno popular ha aumentado sus esfuerzos por conseguir contratos en otros países. De hecho, explica Estévez en el artículo, para facilitar las transacciones el Congreso aprobó una ley que autoriza al Gobierno a negociar directamente los contratos de venta de armas con otros gobiernos.
2 La banca española presta la financiación al sector armamentístico
De todos estos miles de millones de euros que van y vienen de España a cuenta de la industria de las armas, un pedazo de la tarta tenía que estar reservada para los bancos. A través de bonos y acciones, fondos de inversión, pagarés y créditos a empresas de armamento, la cifra invertida por parte de los bancos españoles en la industria militar asciende a más de 5.800 millones de euros, según un informe del Centre Delàs d'Estudis per la Pau.
Es el BBVA el que tiene el dudoso honor de encabezar el ranking de las entidades en España que financian esta industria. Según el mismo informe, durante el año 2016 el BBVA ha invertido en el sector un total de 2.746 millones de euros. Le sigue el Banco Santander con 1.518 millones y Acciona, con 371 millones.
El informe, por otro lado, destaca el papel que juegan algunas entidades financieras que invierten en empresas españolas de armamento que, a su vez, cuentan con una controvertida trayectoria, como es el caso de Maxam, que producía "bombas y municiones que después fueron prohibidas por su gran impacto humanitario o por suministrar material explosivo o de caza a lugares en conflicto armado". Entre los bancos que tienen como cliente a Maxam se encuentran Banca March (223 millones en 2016), Caixabank (87,5), Bankia (180,9), Banco Popular (82,9), Sabadell (51,5) y Bankinter (48,5).
Además de esto, la banca extranjera en suelo español también invierte en armas, y por un valor mucho mayor. Entre la banca y las aseguradoras, son más de 74.000 millones de euros los que se invierten en este sector, siendo Bank of America (12.881 millones de euros), Citi Group Bank (12.387) y JP Morgan (12.308) las entidades que más inversiones realizan en la industria militar.
En el caso de las aseguradoras, son Allianz (108 millones), AIG (58,4), Axa (13,9) y Aviva (8,7) las que invierten las cuotas de sus clientes asegurados en empresas que se dedican total o parcialmente al negocio de las armas.
Tal y como se destaca en el informe del Centre Delàs d'Estudis per la Pau, que se destinen tantos recursos al sector de la guerra tiene, además de los evidentes problemas morales, un doble carácter negativo para la economía: por un lado el de las armas es un negocio que solo beneficia a las grandes empresas armamentísticas y a los grandes bancos y aseguradoras. Por otro lado, los recursos son limitados, e invertir en armas implica no poder invertir en cualquier otro sector que podría traer consigo muchos más beneficios sociales, es lo que se conoce como coste de oportunidad. Y es que si las armas no se utilizan la inversión no sirve para nada, pero si se utilizan solo se provoca destrucción y muerte, algo evidentemente negativo para el desarrollo económico. Y evidentemente negativo para el desarrollo humano.
3 Aquellos millones de personas
El Ali del que hablábamos al principio no existe, pero el bombardeo al hospital de Médicos Sin Fronteras sí. También el número de desplazados a causa de la guerra. Y también la sospecha de que se están utilizando armas españolas para bombardear a la población civil en Yemen. Y en muchos otros países.
El negocio que existe en torno a la industria militar solo beneficia a unos pocos. Sin embargo, el negocio que existe en torno a la industria militar afecta diariamente a millones de personas. Personas que pierden su hogar, a su familia e incluso su vida.