Cada año millones de personas visitan Roma y, seguramente, monumentos como la Fontana di Trevi, el Coliseo, el Foro romano y el Vaticano son las estrellas de sus visitas. Pero más allá de ellas, la città eterna es un museo al aire libre en el que cualquier rincón contiene algo de historia. Cornisas con esculturas de gatos egipcios, restos romanos en plena calle, todo tipo de inscripciones históricas... Porque ya lo dice el dicho: "no basta una vida para conocer Roma". Desde Los Replicantes queremos ofreceros algunas propuestas (porque es imposible enumerarlas todas) que se salen del circuito turístico habitual, para que las incluyáis en vuestra próxima visita a Roma.
Piramide Cestia y el Cementerio accatolico
En Roma hay pirámides como las de los egipcios. No, no es una broma. La Pirámide Cestia (o Pirámide de Cayo Cestio) fue construida entre el 18 y el 12 a.c. siguiendo el estilo egipcio para convertirse en el sepulcro del magistrado Cayo Cestio. Se trata de uno de los monumentos más particulares de la ciudad y encuentra junto a la Porta San Paolo y al cementerio protestante, oficialmente cementerio accatolico, es decir, no católico. En él, se pueden visitar las tumbas de personajes como el filósofo y político Antonio Gramsci, dirigente del Partido Comunista Italiano, o la de los poetas británicos John Keats y Percy Bysshe Shelley, marido de Mary Shelley autora de 'Frankenstein'.
Centrale Montemartini
Muy cerca de Pirámide, en la zona de Ostiense, se encuentra la Centrale Montemartini. Se trata de una antigua central termoeléctrica que desde hace unos años está abierta al público como otra sede de los Museos Capitolinos (que también se pueden visitar con esa misma entrada). Un peculiar museo en el que contrastan las clásicas esculturas y mosaicos romanos con la rudeza de la maquinaria industrial de una central termoeléctrica de principios del siglo XX.
EUR
Al sur de la ciudad se encuentra este peculiar barrio que pocos imaginarían en Roma. El EUR es el gran proyecto arquitectónico de Benito Mussolini, que tenía como objetivo hospedar la gran Exposición Universal de 1942 (que finalmente no se llevó a cabo por la Segunda Guerra Mundial) y convertirse en el gran exponente de la arquitectura fascista. El edificio más representativo del actual distrito económico de Roma, y cuya construcción se terminó en los años 50, es el Palazzo della Civiltà Italiana más conocido como el Colosseo Quadrato. Además de grandes edificios de oficinas, en la zona también alberga el Museo de la Civiltà Romana, el Palacio de deportes, la Basílica de Santi Pietro e Paolo y una zona ajardinada con un lago, todo ello cumpliendo los estándares estéticos marcados por los arquitectos fascistas.
Gianicolo, Fontana dell'Acqua Paola y Templete de Bramante
El Barrio de Trastevere con su todavía aire medieval es uno de los más animados y turísticos de la ciudad, pero lo que muchos de esos turistas no conocen es que a escasos metros se encuentra la colina del Gianicolo, cuya terraza ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad además de varios monumentos dedicados a los padres de la patria, ya que esta fue una de las entradas de Roma durante la unificación de Italia.
Este es un rincón en el que perderse entre los bustos de personalidades de la historia italiana y rendirles homenaje en el pequeño altar. Aunque aquí también se puede contemplar la bella Fontana dell'Acqua Paola, que protagoniza la primera escena de la película 'La Gran Belleza' —como todo el Gianicolo— y, a menos de cinco minutos, el curioso Templete de Bramante, que se encuentra dentro de la Embajada de España y que muestra el estilo renacentista del celebrado arquitecto italiano.
Arquitectura subterránea: Domus Aurea y Basílica di Porta Maggiore
El suelo de Roma esconde secretos de siglos y siglos de historia, historia que aún está por desenterrar. Este es el caso de la Domus Aurea y la Basílica di Porta Maggiore.
La Domus Aurea era la casa de Nerón. Una suntuosa construcción compuesta por unas 300 estancias, de las que actualmente se conservan 146, y que incluía un lago artificial donde actualmente se sitúa el Coliseo. La visita a este majestuoso palacio también incluye una reconstrucción en realidad virtual que permite hacerse a la idea de todo lo que era en época de esplendor y que, después de la muerte del despreciado emperador, quedó sepultado o se destruyó para olvidar su terrible paso por la città eterna.
La Basílica di Porta Maggiore estuvo enterrada aún más tiempo. No fue hasta 1917 cuando en plena construcción de las vías de tren de la estación de Termini apareció este templo. Se considera la primera basílica pagana de Roma, construida bajo tierra, y de propiedad privada. Un templo pequeño decorado con figuras mitológicas muchas procedentes de la cultura griega en blanco y nácar. Eso sí, cabe recordar que, por su delicada naturaleza y por estar aún llevándose a cabo restauraciones y trabajos en estos monumentos, la entrada a ambos está muy restringida, debe visitarse con un guía y en fechas muy concretas.
Iglesias de San Luis de los Franceses, Santa María sobre Minerva y San Ignacio de Loyola
Se puede considerar a Roma como la ciudad de las iglesias. En total, por toda la ciudad hay más de 900, pero de entre ellas destacamos estas tres: las iglesias de San Luis de los Franceses, la Basílica de Santa María sobre Minerva y San Ignacio de Loyola. Situadas en pleno centro histórico, y teniendo como eje el Panteón, unos pocos pasos las separan. Si bien igual no son las más conocidas de la ciudad, merecen una visita por las peculiaridades que albergan.
En la turística Piazza del Popolo, está la Iglesia de Santa María del Popolo en cuyo interior se puede ver dos de los cuadros más conocidos de Caravaggio: 'La conversión de San Pablo' y la 'Crucifixión de San Pedro'. Pero otra iglesia romana alberga no dos, si no tres pinturas de este genio del barroco: La Iglesia de San Luis de los Franceses, muy cerca de Piazza Navona. En ella, se pueden contemplar 'La Vocación de San Mateo', 'El Martirio de San Mateo' y 'San Mateo y el Ángel'.
Tras un agradable paseo, se llega a la Basílica de Santa María sobre Minerva, cuyo nombre viene de su construcción sobre un templo pagano dedicado a la diosa Minerva. Esta es la única iglesia gótica de Roma y su techo imita a un cielo azul y estrellado. En frente está la pequeña Piazza della Minerva y, en ella, uno de los monumentos más curiosos de Roma, el llamado Pulcino della Minerva, una escultura de un elefante, diseñada por Gian Lorenzo Bernini, que sirve de base de un obelisco egipcio.
Muy cerquita de ahí nos topamos con la Iglesia de San Ignacio de Loyola. Seguramente podría pasar como una iglesia más de Roma si no fuera por un detalle: su cúpula. Si se ve desde fuera es evidente que no hay, pero una vez dentro, si miramos al techo, vemos todo lo contrario. Se quedaron sin dinero para la construcción, pero al pintor Andrea Pozzo se le ocurrió una solución: pintar una falsa cúpula sobre una tela y colgarla del techo. Un trampantojo en toda regla.
Vía Appia Antica
Muy cerca del centro de la ciudad se abre una grandísima zona verde, y si lo que os apetece es ver un poco de vegetación y desconectar del centro de la ciudad esta es vuestra opción. La Vía Appia fue la primera y más importante de las calzadas de la antigua Roma y a día de hoy una parte de ella todavía se puede recorrer. Un bucólico paseo con el que es facilísimo viajar en el tiempo. Comienza en la Porta San Sebastiano, poco después de las Termas de Caracalla, y a lo largo del recorrido se puede visitar las catacumbas de San Calixto y San Sebastiano, además de otras muchas construcciones funerarias como el Sepolcro degli Scipioni, el Colombario Pomponio Hylas o la Tumba de Priscilla.
Pigneto
El Pigneto se ha convertido en uno de los barrios de moda de Roma. Fruto de la gentrificación, ha pasado de ser un barrio proletario de la periferia romana retratado por Pasolini, que también lo frecuentaba muy a menudo, a considerarse como el Brooklyn de la capital. Aunque sigue manteniendo su espíritu de pueblo pequeño, sus calles están llenas de arte urbano, diseño y nuevos restaurantes.
Coppedè
El Barrio de Coppedè está lejos de lo que uno fácilmente asocia a Roma. La Piazza Mincio con su Fontana de las Ranas (por las 12 figuras de ranas que tiene) es el centro de este conjunto arquitectónico que cuenta con dieciocho palacios, y veintisiete edificios incluidos palacetes, todos ellos proyectados por el arquitecto Gino Coppedè. Un maremagnum arquitectónico modernista y art decó pero con toques medievales y barrocos, que se construyó entre 1913 y 1926, y que toma el nombre directamente de su arquitecto.
Ghetto ebraico
El gueto judío de Roma se encuentra entre los más antiguos del mundo. En él, la mezcla de culturas y épocas van de la mano. Si bien no quedan muchos restos del Ghetto original, entre sus callejuelas y plazoletas uno puede disfrutar viendo restos de época imperial, como las ruinas del Pórtico de Octavia, que el primer emperador Augusto construyó el año 27 a.C o el Teatro Marcelo. Estas contrastan con una arquitectura mucho más actual como la Sinagoga, inaugurada en 1904.
Colindando con el Ghetto está la plaza Largo di Torre Argentina, en la que entre paradas de autobús y de tranvía, se pueden disfrutar de los restos del Teatro de Pompeyo y de cuatro templos romanos republicanos. Esta podría ser una de las múltiples plazas romanas que nos dejan absortos con sus restos del imperio si no fuera por un detalle: es el lugar en el que Julio César fue asesinado.