La eterna juventud, ese deseo que ha movido millones, que ha inspirado miles de historia y que ha provocado todo tipo de actos, se encuentra mucho más cerca de consagrarse.
Los responsables de ello son un grupo de científicos del Albert Einstein College of Medicine, que han descubierto que las células madres situadas en el hipotálamo son las encargadas de dirigir todo el proceso de envejecimiento que sufre nuestro organismo con el paso del tiempo.
La ciencia ya era consciente de que esta parte del cerebro se encargaba de desarrollar procesos más básicos de nuestro cuerpo, como el hambre o el sueño; pero también todo lo que se relaciona con el crecimiento, desarrollo, reproducción y el metabolismo.
En este caso, ahora se ha atribuido una nueva función, la del envejecimiento, que puede ser vital para algo: detenerlo. Anteriormente se sabía que la respiración producía la oxidación del organismo y el envejecimiento, pero tener la constancia de que podemos detenerlo desde la mencionada parte del cerebro puede ayudar a desarrollar nuevos productos que nos mantengan con 20 años biológicos durante el resto de nuestras vidas.
Las células señaladas concretamente son las células madre neuronales adultas, responsables de la formación de nuevas neuronas cerebrales: "Nuestra investigación prueba que el número de células madre neuronales hipotálamicas disminuye naturalmente durante la vida del animal y esta disminución acelera el envejecimiento".
El responsable de este suceso es la molécula microRNA, o microácido ribonucleico, liberado por las menconadas células cerebrales y que tiene un efecto muy destacado a la hora de mantener rejuvenecido nuestro organismo.
Sin embargo, en este aspecto, también hay esperanza: "Descubrimos que los efectos de la pérdida de estas células no son irreversibles: al reponerlas es posible ralentizar e incluso revertir varios aspectos propios del envejecimiento en todo el cuerpo".
Eso es precisamente lo que probaron con ratones: extrajeron la mencionada molécula y se la inyectaron en el líquido cefalorraquídeo, una sustancia que baña el cerebro y la médula espinal. Al poco de hacerlo, pudieron comprobar cómo el envejecimiento de los animales se ralentizaba de manera notoria.
Ahora, los expertos tienen la intención de trasladar el descubrimiento a seres humanos de forma que se pudan desarrollar tratamientos que puedan ralentizar el envejecimiento y, de paso, poder evitar muchas de las enfermedades asociadas al envejecimiento.