Santiago Caamaño ha cumplido 26 años este 22 de junio, el mismo día que dejó de apostar, hace ya 24 meses. En su momento, pasaba hasta 8 horas diarias dentro de una casa de apuestas él solo, porque cuando lo hacía con sus amigos le daba vergüenza apostar grandes cantidades de dinero. Con ellos perdía el tiempo. Como les ocurre a todos los ludópatas, su adicción se desató por motivos económicos, los mismos que cuatro años después le obligaron a pedir ayuda. Apenas había cumplido la mayoría de edad y ya no podía afrontar la deuda que había acumulado por no poder dejar de apostar.
Por suerte, pronto se dio cuenta de que su enfermedad estaba acabando con su vida y con mucha valentía decidió solucionar su precaria situación. Ahora, definitivamente rehabilitado, se dedica a dar charlas en colegios e institutos para concienciar de lo que ya se ha convertido en una alarma social.
OS ROBO DOS MINUTOS: Os ruego que veáis el vídeo y, si os transmite algo y queréis ayudar a luchar contra la publicidad abusiva de las casas de apuestas y la falta de legislación al respecto, que lo compartáis y nombréis a quién creéis que puede ayudar. Yo lo haré! Gracias. pic.twitter.com/wOoYbrt8Xk
— Ludópata Rehabilitado (@LudopataR) 10 de mayo de 2019
Por este mismo motivo se ha convertido en un gran activista en Twitter (@LudopataR), donde a diario recibe mensajes de jóvenes con sus mismos problemas, y ofrece ayuda personal a todos los que están viviendo una situación similar a la que él ya ha superado. Ahora los más vulnerables a caer en esta peligrosa adicción son los adolescentes, y Caamaño tiene claro de quién es la culpa.
1 ¿Cómo y cuándo empezó tu adicción?
Empecé con el póker a los 14 años, jugando con los amigos. Después me pasé al póker online y a eso de los 16 ya empecé a meterle a las tragaperras. A los 17 entré por primera vez a un salón de juegos, para jugar a la ruleta. Y cuando llegué a las apuestas deportivas ya tenía 18. Estuve enganchado hasta los 22, 23 años, que es cuando empecé el proceso de rehabilitación. En esta época tuve 4 recaídas y volví a jugar, pero mi adicción ya era principalmente con las apuestas deportivas.
2 Digamos que tu situación se agravó con las apuestas deportivas.
Sí. El problema de esta enfermedad es que cuanto más inmediata sea la recompensa y el premio, más capacidad tiene el juego de enganchar. De hecho, en las apuestas deportivas, si te fijas, la gente empieza apostando a los partidos del fin de semana, luego durante toda la semana y termina apostando en directo a ver quién marca el primer gol de la primera parte, por ejemplo. Cada vez es más inmediato. Siempre advierto de que, cuando un jugador empieza a necesitar más y más inmediatez, hay que tener cuidado porque está empezando la enfermedad.
3 Como también te ocurrió a ti, ¿por qué todo el mundo que empieza con los juegos termina enganchado a las apuestas?
Las apuestas llaman mucho la atención, porque apostando no tienes la sensación de que todo dependa del azar al 100%. En un juego de azar nadie puede influir en el resultado. Pero en las apuestas deportivas, al estar jugando equipos, personas, tienes la sensación de que tú controlas el resultado porque eliges quién va a ganar. Pero en realidad esto no tiene sentido. De hecho, la parte estadística está incluída en las cuotas. Yo creo que al final la gente que tiende a enfermar ahora mismo, es por las apuestas deportivas. De hecho, el ludópata estándar de hace 10 años era el señor que se pasaba el día en las tragaperras, con el cubata, y los que tienen problemas ahora son chavales de 20 años que con el móvil, o en la sala de juegos apuestan todo el rato a fútbol o tenis.
La anécdota más rándom de las cosas que he hecho para poder jugar sin dar explicaciones: Falsificar las notas para poner dos suspensas cuando había aprobado todo, para así poder quedar "estudiando" en mi habitación todo el verano y poder jugar tranquilamente en el ordenador.
— Ludópata Rehabilitado (@LudopataR) 16 de junio de 2019
4 ¿Cuándo te diste cuenta de que eras ludópata, de que tenías un problema real con el juego?
Hay dos momentos. El momento en el que pido ayuda por primera vez es realmente por las deudas. No la pido porque tenga un problema, si no por las consecuencias. Veo que tengo una deuda que no puedo solventar y pido ayuda. Poco después empiezo a rehabilitarme, cuando ya era mayor de edad, y a partir de ese momento tengo hasta cuatro recaídas. A partir de la cuarta es cuando empiezo a ser consciente de verdad de que no soy capaz de controlar mi propia mente, de parar de jugar, y me doy cuenta de que estoy enfermo, y de que no iba a ser capaz de salir de ahí yo solo. Entonces empecé a tomarme en serio los tratamientos y así hasta el día de hoy.
5 ¿Qué edad tenías entonces?
La ayuda profesional la pedí con 22 años. Luego recaí, pero ahora llevo sin jugar dos años. El último día que jugué fue el día que cumplí 24 años. El 22 de junio cumplo 26 y hará dos años que no juego, pero estoy rehabilitado desde mayo del año pasado. Ha pasado tiempo, pero todavía está muy reciente.
6 ¿A quién pediste ayuda?
A mis tíos. Vivía con ellos en A Coruña y fue a ellos a quienes les pedí ayuda. La verdad es que su reacción fue más comprensiva de lo que yo me podía esperar. Me ofrecieron su ayuda, con ellos busqué un profesional y me dijeron que no me preocupara, que juntos íbamos a salir del pozo. Pero no fue fácil. Al principio no hacía la terapia como me mandaban, no lo veía como si tuviera un problema real. En ese momento estuve 10 meses sin jugar, hasta pedí el alta voluntaria en el tratamiento y a la semana siguiente recaí. Y desde ahí, una tras otra.
En una clase de chavales de 15 años, más de la mitad han apostado alguna vez
7 ¿Cómo de importante es el apoyo familiar y de la gente que te rodea?
Es lo más importante, sin duda. A mucha gente que me pide ayuda por privado, el primer consejo que le doy es que hable con su familia. Que ponga todas las cartas sobre la mesa, que le diga a su familia toda la verdad. Al principio puede ser chocante, pero al final tu familia te entiende. En el 95% de los casos te va acabar ayudando. Primero te echarán una bronca, es lo normal. Se enfadarán... pero eso dura un día, dos días y al tercero te están prestando su ayuda. Eso está claro.
8 ¿Jugabas solo o tenías amigos con los que apostabas?
Al principio apostaba con amigos, pero cuando lo hacía con ellos jugaba cantidades mucho menores. Tenía apartado el juego social del juego, por así decirlo, profesional. Cuando jugaba con mis amigos apostaba cantidades "normales", que a mí me parecían prácticamente ridículas comparado con lo que jugaba yo. Pero cuando quería jugar de verdad, esquivaba a mis amigos y a la gente y me iba yo solo. Me podía pegar 8 horas en el salón sin ninguna compañía.
9 ¿En qué momento decides empezar a trabajar en la concienciación y luchar en contra de lo que ya se ha convertido en una alarma social?
Una vez rehabilitado, el secretario de la asociación AGALURE (Asociación Gallega de Ludópatas en Rehabilitación) en la que yo estaba, me propuso que le ayudara a dar charlas en los colegios e institutos, para contarles a chavales de 4º de ESO mi experiencia. Después de dos o tres charlas, me di cuenta de que la cosa estaba mucho peor de lo que yo me podía llegar a imaginar. Cuando preguntábamos quién apostaba, de una clase de chavales de 15 o 16 años levantaban la mano más de la mitad. Me di cuenta de que el problema era grave y decidí abrir la cuenta de Twitter.
10 ¿Qué querías conseguir creando el perfil de Twitter?
Cuando abrí el perfil no lo hice con la idea de crecer tanto en tan poco tiempo, de llegar a tanta gente, a gente famosa, a la televisión... No buscaba eso, no por lo menos a tan corto plazo. Lo que quería era ofrecer mi ayuda a gente que la necesitara, siempre de forma testimonial, para darle consejos personales a gente que está pasando por esto, pero nunca a nivel profesional. Intenté levantar un poco la voz, siempre dentro de mis limitaciones. Al fin y al cabo luchamos contra gigantes, pero de momento cosquillas ya les estamos haciendo.
11 ¿Por qué crees que la ludopatía se ha convertido en una alarma social, sobre todo entre la gente joven?
Como he dicho antes, la inmediatez del premio hace que te enganches más. Y las apuestas deportivas estaban socialmente más aceptadas hasta ahora, porque a nadie le sorprendía ver a un chaval de 20 años metiendo 20 euros en una máquina para apostar por su equipo. Hasta ahora se veía como una quiniela, lo que supone gastarse un euro a la semana. Pero las apuestas son un arma de doble filo, porque cuando ves que ganas, que recuperas, eso engancha al ser tan inmediato. Al fin y al cabo son todo falsas esperanzas. Lo mismo pasa con la lotería, la ruleta y los demás juegos, pero como siempre digo, las apuestas deportivas ya son las adicciones 2.0.
No estoy en contra de las apuestas y los salones de juegos, pero si deberían limitarlos
12 ¿Y quién tiene la culpa?
A día de hoy el peligro se ha potenciado sobre todo por la publicidad. ¿Cuál es la intención de poner a Neymar o Benzemá, a los ídolos de los chavales, apostando con alegría? Yo creo que ese mensaje va dirigido descaradamente a los menores de edad. No creo que pongan a Neymar para que un hombre de 50 años apueste. La publicidad va para los menores y aunque la gente diga que la publicidad no sirva para nada, si mueve tantos millones es porque funciona. La publicidad blanquea la situación, el hecho de ver a famosos apostando con normalidad. Además, las apuestas se venden como dinero fácil para personas con problemas económicos, gente que acaba jugando y termina endeudándose por encima de sus posibilidades.
13 ¿Hacia dónde se tiene que dirigir la lucha que estás encabezando?
Siempre, desde mi opinión, creo que hay que limitar la publicidad. Mucha gente cree que hay que prohibirla y yo incluso le doy un poco más de margen para limitarla a franjas horarias más estrictas, por ejemplo de 2 a 4 de la mañana y prohibirla lógicamente en horario infantil. Sobre todo, considero de sentido común que sea obligatorio el control de acceso a los salones de juegos, que en España en algunas comunidades todavía no es una medida impuesta.
Con el control de acceso se evitaría la adicción de dos sectores especialmente vulnerables: los menores de edad y los jugadores autoexcluídos. Un jugador que pide de forma voluntaria autoexcluirse de un salón de juegos o de un casino lo hace porque tiene un problema. Y ahora está demostrado que un 80% de las ganancias que tienen estos salones es de gente que tiene problemas con el juego. Suena mal decirlo, pero a ellos les viene bien que los ludópatas jueguen. Son ellos quienes se dejan el dinero al fin y al cabo.
Además, sería necesario regular la apertura de salones de juegos en barrios obreros, la distancia de los colegios... Y otra cosa que yo digo siempre y nunca se lleva a cabo: que las normas de incumplimiento vayan acorde con las ganancias de quien lo hace. Lógicamente, si a una empresa que factura dos millones al día, le metes una multa de 10.000 euros, le da lo mismo. Esas son las medidas más gordas, por así decirlo, que para mí son de sentido común y que para otros son impensables.
14 Consideras que las casas de apuestas se aprovechan de los más vulnerables.
Y de la necesidad en general. Continuamente veo anuncios que me preocupan. Yo tengo un primo de 6 años que el otro día, cuando estaba jugando con él en casa, empezó a decir: "Ocho, ocho, ocho...". Él no se entera de lo que es, porque es muy pequeño, pero ya tiene metida la música en la cabeza.
Mi consejo: la ludopatía es una enfermedad que la única forma de adquirir es jugando
15 ¿Qué sientes tú, como ludópata rehabilitado, cuando ves esos anuncios?
Siento rabia cuando los veo en la tele en horario infantil y además anuncios tan agresivos. Siento impotencia y ganas de seguir con esto. Hay uno de Luckia que dice: "Apostar es humano". Y otro, no me acuerdo ahora de la casa, que dice: "Si lo sabes y no apuestas, eres un perdedor", o algo así. Me parece brutal. Son muy agresivos y yo al principio intenté tenderles una mano, buscar cosas en común... Pero ya me he dado cuenta de que no tienen ningún tipo de escrúpulos y que su marco moral solo se ciñe a lo legal. Por eso tendré que luchar contra ellos también.
16 ¿Qué responsabilidad tienen los clubs de fútbol?
Tienen una parte de responsabilidad muy grande y yo los ataco mucho también. De hecho soy del Dépor y ellos tienen en la camiseta publicidad de Luckia. El otro día salió el portero rajando de las casas de apuestas y me sorprendió, para bien, lógicamente. Pero el problema es que el fútbol es el opio del pueblo, algo que no se puede tocar. Critica lo que quieras, pero no toques a Isco o Lucas Vázquez. Pues esto es lo mismo.
No podemos olvidar que 19 de los 20 equipos que hay en primera división están patrocinados por casas de apuestas. Todos menos la Real Sociedad. Así lo que hacen es fomentar entre los más jóvenes algo que si lo tienen los mejores equipos, no puede ser tan malo. Los niños en su mayoría no piensan en los motivos económicos, piensan que si lo anuncian sus ídolos, no será tan malo. Pienso que aunque sea lo que menos se critica, es por aquí por donde habría que empezar, por el poder que tiene el fútbol.
Que aparezcan los ídolos de los más jóvenes no es casualidad. Es una publicidad descaradamente dirigida a los menores. Una auténtica máquina de generar ludópatas. Paremos esto! #NoEsUnJuegopic.twitter.com/tZpJw058xv
— Ludópata Rehabilitado (@LudopataR) 11 de mayo de 2019
17 ¿Qué consejo les das a los chavales y qué mensajes dejas en los institutos?
Yo siempre digo lo mismo. No estoy en contra del juego, ni de los salones de juego. Simplemente pido regulación. Pero me lo ponen tan difícil que parece que mi discurso va por prohibir el juego, por mi rabia e impotencia. A los chavales no les puedo decir que jueguen pero siempre con cabeza, porque desde mi posición no me lo puedo permitir, aunque sí creo que es lo que se debería decir. Les digo que la ludopatía es una enfermedad que la única forma de adquirir es jugando. Si no juegas, no vas a ser ludópata. Insisto en eso.
18 ¿Te han llegado muchos casos personales?
Muchos. Por Twitter muchísimos. De hecho, al día mínimo uno, a veces dos o tres... Pero todos los días uno seguro. Es una locura, porque ten en cuenta que ahora no llego a los 2.000 seguidores. En poco tiempo son muchos, pero para la cantidad de gente que me pide ayuda, es una locura. Además, el perfil es casi siempre el mismo: chico joven que al principio no quiere decírselo a la familia, que tienen miedo a la bronca. A algunos los convenzo, a otros no. Algunos me preguntan y cuando les contesto no me vuelven a decir nada. Mala señal. Pero muchos otros, más de 20, están en rehabilitación gracias a mis consejos. Eso es bueno, algo está funcionando.