"Made in Spain", este juguete sexual se asemeja más de lo que creemos a un ser humano. Creada con hierro y silicona, Samantha, tal y como se ha apodado a esta muñeca, da un paso más y se acerca a lo que muchos creen que será el futuro: la convivencia con robots.
Con una larga melena castaña, ojos verdes, manicura perfecta, vestido rosa y unos considerables senos, Sergi Santos nos presenta a su creación. El catalán afirma que Samantha tiene sentimientos, es familiar y también muy sexy. ¿Su finalidad? Satisfacer los deseos más carnales y es que hasta sabe diferenciar entre los preliminares y el acto sexual.
Además, le gusta que le besen, le toquen las caderas o el "Punto G". Y ella lo hace saber, pues cada vez que toca alguno de esos tres puntos, Samantha dice: "Amo esto, es agradable".
Samantha no es una simple muñeca sexual, con unas medidas de 90-55-90 y una textura muy similar a la de la piel humana, sino que también interactua con su dueño llamándolo por su nombre. Posee, además, un mecanismo cuyo objetivo es que ella llegue al orgasmo.
Santos afirma que no tiene como fin que la muñeca sirva para dar placer sexual a los hombres y sí como adelanto tecnológico, pues él es ingeniero. Aunque comenta que no le importaría asociarse con los gigantes coreanos. "Mi objetivo no es sólo que copulen con Samantha, sino que se enamoren de ella", sentencia.
El problema ético de los robots sexuales
Al más puro estilo de la película 'Her', los humanos podrían enamorarse no solo de un sistema de inteligencia artificial, sino de uno implantado en un robot idéntico a un ser humano. Ya hay robots que reaccionan en función de estímulos exteriores: dónde les toques, cómo les hables, si quieres que sean sumisos o dominantes...
Según expertos como David Levy (autor del libro Love and sex with robots) y Michelle Mars (autora de Robots, men and sex tourism) el sexo con robots será considerado como algo normal de aquí a 2050. Y según Pew Research están en lo cierto: "Los compañeros robóticos para el sexo se convertirán en algo común aunque esto provoque asco y división de opiniones, la forma en la que hoy se critican los selfies es un indicador de todo lo que está mal en este mundo".
Los robots son cada vez más y más reales, con inteligencia artificial incluida. Tanto es así, que algunos expertos creen que plantean un problema: podrían suponer que los seres humanos ya no se molestaran en tener sexo con otros seres humanos. Oliver Bendel, experto en robots sexuales, planteó la posibilidad de que los sistemas de inteligencia artificial y autoaprendizaje que llevan instalados los robots (como Siri) podrían llevar a las máquinas a seducir a los humanos.