Haced una prueba antes de continuar leyendo este artículo. Id a la página principal de Google, y poned 'sale a la luz'. Lo que os aparezca a continuación como recomendados responde a un algoritmo del buscador; Google te recomienda aquellos datos que más se han buscado últimamente, aquello a lo que los usuarios han intentado acceder.
Si lo habéis hecho, seguramente ya habréis comprobado por vosotros mismos cuáles son los primeros resultados: "Sale a la luz la víctima de 'La Manada'", "Sale a la luz una presunta imagen de El Prenda", "Sale a la luz la identidad de la víctima de 'La Manada'"; y, el primero de todos, "Sale a la luz el vídeo de 'La Manada'".
Google recomienda estos resultados por un motivo esencial, y es que la gente los está buscando. Porque saben que estos datos, efectivamente, se han filtrado, o por puro morbo; sea por lo que sea, todo esto atenta directamente contra la integridad de la víctima.
Una joven cuyo rostro ya han visto la mayoría de los españoles por culpa de aquellos que se han dedicado a distribuir las imágenes que han encontrado sobre ella; una chica que debería estar en el más completo anonimato para así no tener que verse señalada por la calle por un crimen que sufrió en su propia piel. Y, sin embargo, su intimidad no se ha respetado, y ella sigue siendo de lo más buscado en Google.
En diciembre del año pasado ya dimos un dato que resultaba espeluznante, y es que el vídeo de la violación se había convertido en lo más buscado en las páginas webs de pornografía.
No es un vídeo falso, es un vídeo real, que muestra un abuso sexual real; es decir, no estamos hablando de una ficción, sino de una persona de carne y hueso sufriendo. Eso no es un 'fetiche' que algunas personas puedan llegar a tener, porque no es fingir absolutamente nada. Es el vídeo de un delito que se ha difundido por internet y que, además, viene a corroborarnos que estamos inmersos en una cultura de la violación atroz que menosprecia la integridad física y sexual de las mujeres.
La cultura de la violación es un evidencia
El hecho de que en muchos buscadores pornográficos lo más buscado sea vídeos con violaciones 'fingidas', o con abusos claros hacia las mujeres, es en sí mismo preocupante. Hay quien lo defiende, señalando que no es más que un fetiche, un gusto sexual y que, mientras que todo esté pautado por ambas partes, no debe suponer ningún tipo de problema o inconveniente.
Pero que lo más buscado sea el vídeo de la Manada no tiene nada que ver con esto: nos habla de una cultura de la violación tan atroz que da hasta pánico, y de una violación directa a la intimidad de la víctima.
Si el vídeo se busca es porque hay personas (en su gran mayoría, hombres) que se excitan viendo cómo una mujer es sometida y abusada sexualmente. No les excita el hecho del acto sexual en sí, sino que les excita la sumisión, el poder que el hombre tiene en esa situación. Es decir, el sentirse superiores a la mujer. Los hombres no violan por deseo sexual, sino por demostrar superioridad, y hacen otro tanto de lo mismo al ver vídeos de este tipo. Es una muestra más de la sociedad machista en la que aún vivimos.
Por si esto fuera poco, el hecho de difundir este vídeo (como algunas personas ya han hecho) es un delito flagrante contra la intimidad de la víctima (y contra la ley). No hablamos solo de una cultura de la violación, sino de una falta de empatía y de comprensión muy importante. No se analiza hasta qué punto el hecho de que haya gente viendo el abuso que sufrió pueda dañarle a ella, sino que se comparte como si fuera una proeza.
Unos hechos que no son nuevos: ya ha sucedido en otras ocasiones con fotografías de desnudos robadas, o con vídeos íntimos que han sido difundidos sin el permiso de la persona que aparece (siempre mujeres, curiosamente). Y si bien la situación ahora es incluso peor, el mensaje acaba siendo lo mismo: la intimidad de la mujer no se valora, sino que se comparte, se difunde y se hace mofa de ella. En lugar de respetar a la víctima, se disfruta de su desgracia.
Desgraciadamente, todo esto es producto del patriarcado. De una sociedad donde se desprestigia a las mujeres, se las cosifica y se las hípersexualiza hasta el punto de que dejan de tener identidad propia y no son más que objetos a los que follarse. La víctima de estos cinco hombres no solo tendrá que vivir con una violación a sus espaldas, sino que también tendrá que hacer frente al hecho de que una inmensa cantidad de personas (de nuevo, en su mayoría hombres) hayan buscado el vídeo e incluso disfrutado de él. Disfrutado de una agresión sexual.
Y, como ella, cientos de mujeres. Hasta que no cambie nuestra sociedad, hasta que las raíces no se arranquen y se generen unas nuevas, alejadas de este machismo y de este patriarcado, no finalizarán los casos así, no se dejará de poner siempre en duda a la víctima que denuncia para creer a sus 'abusadores'.