La compra diaria en alimentación puede desvelar todo tipo de detalles sobre una persona. Desde qué tipo de núcleo familiar conforma su hogar, hasta qué hábitos de vida tiene, si profesa alguna creencia o defiende algún movimiento concreto, así como su nivel de renta.
Después de más de cuatro décadas trabajando como cajera en un supermercado, Ulrike Schewerdföher ha desarrollado la capacidad de identificar inmediatamente a los clientes con los que se encuentra analizando sus hábitos de compra.
En una entrevista publicada en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, ha explicado que existen una serie de patrones muy claros que permiten distinguir a los compradores en función de su renta, entre aquellos que tienen un presupuesto más ajustado o los que cuentan con mayores ingresos.
"Sé quién tiene dinero o no"
Dada su experiencia, Schewerdföher se muestra contundente a la hora de analizar a sus clientes: "Sé perfectamente si alguien tiene dinero o no". Según ha explicado, los clientes ricos suelen escoger los productos más caros, especialmente de origen ecológico, y no muestran interés en el precio. Además, es poco habitual que pidan el ticket de compra, algo que según su experiencia es habitual entre quienes no tienen problemas económicos.
Por otro lado, explica que los clientes con menos recursos son los que llegan a la tienda siempre con una lista de la compra, incluso cuando solo se plantean adquirir un par de productos: "Vienen con todo calculado al detalle y suelen aprovechar las ofertas al máximo".
Además, también ha encontrado algunos detalles comunes en el comportamiento de los clientes en el supermercado, especialmente vinculados a la vergüenza que experimentan algunas personas por adquirir determinados productos.
Por ejemplo, las personas que adquieren revistas de contenido erótico suelen colocarlas boca abajo en la cinta transportadora, intentando de este modo esconder qué es lo que están comprando realmente. "Para escanearlas tongo que darles la vuelta y pienso: 'Ah, qué bien'", expresa.