Giuliano Costalunga era hasta hace dos años el sacerdote de un pequeño pueblo del norte de Verona (Italia), momento en el que decidió decir adiós a su diócesis para casarse con Paolo, a quien conoció en el hospital de San Raffaele de Milán cuando se recuperaba de un cáncer. Paolo sólo acudió por una revisión rutinaria, pero aquel día se encontraron y nació una más que bonita amistad que acabó en un enlace en Canarias.
Cuando se vieron por primera vez tomaron un café y charlaron durante un rato, lo que acabó convirtiéndose en una rutina. Poco a poco el uno sabía más del otro y como explicó Giuliano en la televisión de Verona, incluso se conocieron las familias y "se quisieron". No fue hasta 2015 cuando el exsacerdote se dio cuenta de lo que sentía realmente por su amigo Paolo y decidió de manera inmediata dejar la parroquia y comenzar una vida juntos. A partir de aquel momento no tenía parroquia, pero sí que seguía ejerciendo como cura ya que impartía misa en las iglesias que le llamaban.
La relación entre ambos llegó a oídos del obispo de Verona, Giusseppe Zenti, a quien más tarde le pediría dejar de ejercer como cura. "Me habían llegado repetidas voces que entre él y Paolo, que vivía con don Giuliano, se notaba cierta afectividad equívoca. Le pregunté si había algo de verdad y me lo negó todo. Yo confiaba en él", explicó el obispo. Sus declaraciones llegan porque el grupo neofascista Forza Nuova ha pedido la dimisión de Zenti porque Giuliano se ha enamorado de Paolo y ha dejado el secerdocio.
Si le dejasen, seguiría siendo cura
Fue el pasado 8 de febrero, según informa La Vanguardia, cuando Giuliano escribió al obispo de su ciudad para contarle que colgaba los hábitos porque iba a casarse con Paolo, quien le ayudaba en la parroquia del pueblo. Su renuncia llegó porque la Iglesia Católica no permite que un cura se enamore, aunque él asegura que hubiese seguido ejerciendo porque está seguro de que "un hombre que cree en Dios y ama a Jesús puede ser un buen cura porque dice la palabra de Dios y también la vive". Sin embargo, está terminantemente prohibido que esto suceda, así que para evitar habladurías y, sobre todo, porque, según la pareja, en España "un matrimonio homosexual es un matrimonio como los demás, no como ocurre en Italia", decidieron irse a vivir y a casarse a Gran Canarias.
El ansiado enlace se produjo el pasado 28 de abril y a la celebración acudieron lugareños a los que Giuliano había impartido misa en Italia. Además cuentan con el apoyo tanto de sus familiares como de sus amigos y en Gran Canaria han encontrado un hogar en donde explican que pueden "celebrar el amor con normalidad". En este sentido Giuliano quiere dejar claro que Jesús "Habló del amor en su totalidad", es decir, que no prohibió ningún tipo de amor, sino que reivindicó todos, según este exsacerdote. Tanto Paolo como Giuliano esperan que su historia ayude a que se respete la homosexualidad tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica.