Michael O'Leary, director ejecutivo de la compañía aérea Ryanair, es conocido por declaraciones polémicas como la sugerencia de que los pasajeros de un avión tuvieran que pagar para ir al baño o incluso viajaran de pie, y su última perla no ha sido menos: ha afirmado que dentro de diez años los vuelos podrían ser gratuitos.
Aunque parezca impensable, hay un razonamiento económico detrás y sí, podría hacerse realidad gracias a los aeropuertos menos conocidos. Ryanair sostiene que no sería posible volar gratis a aeropuertos muy concurridos como el de Madrid o a uno de Londres, pero hay zonas en las que los aeropuertos apenas tienen tráfico aéreo.
Ryanair cuenta con que estas zonas quieren promocionarse y atraer pasajeros a toda costa, por lo que quizá pagarían a la compañía low-cost por aterrizar en su aeropuerto. De esta forma, Ryanair cubre sus gastos y en estos aeropuertos se generarían ingresos a través de compras de ropa o comida.
Este no es un sistema nuevo, puesto que Ryanair ya se vio envuelto en una polémica cuando en julio de 2013 se descubrió que estaba recibiendo pagos por parte de aeropuertos para aterrizar en ellos, aeropuertos que a su vez eran deficitarios y recibían subvenciones. La UE prohibió estos pagos e investigó 23 casos irregulares, de los cuales Ryanair estaba involucrado en 19. Pero lo que propone ahora Ryanair sería "compartir ingresos", lo que no es ilegal.
De esta forma, Ryanair demuestra que sus ingresos más destacados provienen de gastos extra por parte de los pasajeros más que de lo que pagamos por cada billete. Un billete de ida y vuelta puede costar 40 euros, pero si añadimos el coste de elegir asiento, llevar una maleta más grande y un café y un sandwich a bordo pueden aumentar el precio del vuelo tanto que puede resultar más caro que cogerlo con cualquier otra compañía.
