Han pasado ocho años del terrible crimen de los pequeños Ruth y José, de seis y dos años respectivamente, a manos de su progenitor, José Bretón, que calcinó sus cuerpos sin apenas dejar restos identificables de los menores. En 2013, la Audiencia Provincial de Córdoba lo condenó a 40 años de prisión, pero en 2015 se le rebajó la pena a un máximo de 25 años.
Ruth Ortiz, la madre de los pequeños, ha roto su silencio en una entrevista en ABC. Ha afirmado no saber nada de José Bretón ni querer hacerlo, y admitiendo que solo le interesaría si le llamaran para decirle que ha muerto, incluso "lo agradecería".
La madre de los pequeños vuelve a recordar el proceso de búsqueda. Once meses largos y duros repletos de angustia al no saber lo qué había pasado. Admite que, tras haberlo sufrido, está segura de que es más duro vivir con la incertidumbre de no saber lo que ha ocurrido que conociendo la desgracia: "Mientras antes aceptas algo así, antes comienzas a caminar y a mirar hacia el futuro".
A favor de la prisión permanente revisable
Ortiz, además, expresa que un padre maltratador no debería tener derecho a la custodia ni a las visitas de sus hijos o que, en cualquier caso, deberían ser tuteladas. Declara necesario un protocolo que proteja a las madres maltratadas que pasen por un divorcio, porque no solo se encuentra en peligro ella, sino también los niños.
Asimismo, se posiciona a favor de la prisión permanente revisable, a pesar de que a José Bretón no puede aplicársele por "no tener efectos retroactivos", aunque ella opina que debería aplicarse en cualquier caso de asesinato u homicidio.
Un cuarto de condena cumplido
De Bretón admite no tener miedo, aunque haya cumplido ya con un cuarto de su condena. Se respalda en que tiene una orden de alejamiento de 40 años sobre ella y su familia, por lo que solo con acercarse le denunciaría y este volvería a entrar en prisión.
José Bretón sigue defendiendo su inocencia, y Ruth recalca que es una persona con "un perfil psicológico con rasgos psicopáticos y narcicista. Está aferrado a una realidad paralela para quedar bien ante la sociedad".
Ella admite que se ha percatado de que su exmarido era un maltratador con el paso del tiempo, pero que lo fue desde el principio. Normalizó cosas como los gritos continuos, hacia ella y hacia su familia. Se remite también al sumario del caso, y admite que se enteró de muchas cosas de su pasado que "si hubiera sabido no habría seguido con él".
José Bretón ha experimentado dos intentos de suicidio durante su estancia en la cárcel, y Ruth cree que lo hace para llamar la atención, porque él no siente ningún tipo de culpabilidad, sino que piensa que ha hecho lo que tenía que hacer. No cree en su rehabilitación, y se apoya en que un hombre capaz de matar a sus propios hijos sería capaz de matar a cualquiera.
