Este lunes el Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, anunció la retirada de tropas de la Guerra de Siria tras 22 semanas de ataques a los rebeldes. Pero la mayoría de fuerzas en esta guerra desconfían de este movimiento. Los principales gobiernos occidentales y los civiles sirios han reaccionado con estupefacción a este hecho puesto que Rusia abandona los principales puntos del país pero seguirá en activo en la base aérea de Latakia y en la base naval de Tartus.
Esta decisión se produce después de que Rusia haya conseguido sus principales objetivos: Putin ha vuelto a poner a su país entre las principales potencias mundiales, ha logrado que no haya un cambio de gobierno influenciado por Occidente y ha reforzado al presidente sirio Bashar al-Assad y su régimen, entre otros.
La gran duda que se hacen todos es qué pasará ahora. La presencia del país soviético en tierras sirias sin duda ha fortalecido a al-Assad, quien no pasaba por su mejor momento semanas antes de que Rusia entrara en el país hace ya cinco meses. Pero Putin tampoco le deja completamente aislado de cualquier fuerza externa, puesto que aún posee los apoyos de Irán y Hezbollah.
Aunque oficialmente los motivos de esta retirada son los enumerados previamente, extraoficialmente se cree que las diferencias entre Rusia y Siria han crecido en las últimas semanas, principalmente tras las conversaciones sobre paz ocurridas en Ginebra.
Otra de las razones por las que se cree que este movimiento está motivado es la recesión de la economía rusa debido en gran parte al desplome de precios a escala mundial del petróleo. Además, la presencia de Rusia en la Guerra de Siria le cuesta a Putin la astronómica cifra de unos 2,7 millones de euros al día, algo que actualmente no debería permitirse.
La población siria desconfía
La población siria residente en el país, principalmente insurgentes, no se fían de esta decisión. "La gente está repartiendo dulces por las calles. (...) Hay optimismo, pero no sabemos lo que se esconde detrás de esto", declaraba un rebelde sirio a The New York Times. "Ahora el régimen volverá a bombardearnos".
Si repasamos los últimos meses de la presencia rusa en el país árabe, hay motivos para desconfiar de Putin y sus decisiones. Inicialmente declaró que enviaría a sus fuerzas militares para combatir contra el Estado Islámico pero, más allá de algunos bombardeos sobre la ciudad de Palmira (enclave arqueológico único en la zona y tomada por el grupo terrorista), sus principales ataques han sido sobre rebeldes sirios. Algunos expertos consideran que esta retirada indica que el Estado Islámico nunca fue el principal objetivo de Rusia en la Guerra de Siria.