La llaman la 'coca de los pobres' por su bajo precio. Es el Rubifrén, un compuesto de venta legal que está haciendo furor en todas las discotecas de España y que entraña múltiples riesgos para el organismo. Esta droga se puede adquirir de la misma forma que una aspirina. ¿La razón? Está destinada a los pacientes que padecen TDAH, es decir, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
Sin embargo, cada vez se están registrando más casos en los que se está usando el producto con fines recreativos. Al menos el 6,8% de las personas con edades entre los 12 y 19 años podrían estar entre ellos.
A pesar de su venta legal, el uso de esta droga como manera de diversión no es especialmente inocua: cuadros psicóticos, trastornos de la conducta oposicionista-desafiante (un tipo de trastorno de la personalidad que puede derivar en actos delictivos incontrolados), trastornos de la conducta y bipolar. Baste todo ello para tener en cuenta que legal no es igual a inocuo y que quizás no sea rentable coquetear con ello.
El Rubifrén produce los mismos efectos que la cocaína, pero con precios muy inferiores. Por ello, se la denomina como 'la droga de los pobres', dentro del clasismo que ha inculcado la cocaína entre las clases más altas y la marihuana entre las más humildes.
Al igual que la droga a la que reproduce, entre sus consumidores se encuentran quienes buscan un efecto recreativo mientras acuden de bares o discotecas; y los que la usan para mejorar su desempeño en el mundo laboral. Los primeros suelen usarla machacada y esnifada, mientras que los segundos lo hacen vía oral a través de los propios comprimidos. Esta última práctica es más generalizada de lo que podemos pensar: un estudio de la revista Nature reveló en 2008 que hasta el 20% de los trabajadores estadounidenses había tomado potenciadores cognitivos por su propia cuenta y riesgo.
El problema en todo ello está a la hora de controlar su distribución. Al ser legal, cualquier médico que ofrezca un diagnóstico por TDAH podría, teóricamente, permitir su uso. Sin embargo, el hipotético doctor podría enfrentar penas de prisión por un delito contra la salud pública, tal y como ha sucedido recientemente en el hospital público Doce de Octubre de Madrid.
El médico, que fue condenado a dos años de prisión y que eludió la cárcel por no contar con antecedentes penales, era un enfermo crónico: él también es adicto a esta sustancia. Se trata de un problema que terminan desarrollando muchos de los consumidores. El síndrome de abstinencia incluye síntomas tan preocupantes como conductas agresivas o depresiones derivadas de los cambios químicos en el cerebro, cambios en el estado de ánimo, trastornos graves de ansiedad , dolores de cabeza, náuseas, mareos, malestares y dolores acusados y persistentes a lo largo de todo el cuerpo. Para tratarlos, será necesaria una terapia médica, aunque como en todas las adicciones hay que tener en cuenta una cosa: el adicto continúa siéndolo el resto de su vida.
De todo ello, también advierte el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona: "el abuso crónico del metilfenidato puede producir una tolerancia importante y dependencia psicológica, con distintos grados de conducta anormal", señalan.
El uso de estos medicamentos, igualmente, está aumentando de forma alarmante: "Vivimos en una sociedad donde priva la competitividad, donde hay presiones tanto externas como internas para rendir al máximo. Y es evidente que una forma de aumentar el rendimiento es mediante el uso de ciertas sustancias", afirma el escritor Juan Carlos Ruiz Franco.
Sin embargo, no solo las farmacias permiten dispensar este tipo de fármacos. La denominada como "deep web" o "internet oscura" está favoreciendo el mercadeo de este tipo de medicinas que, ya sean Ritalín, Concerta, Medicebran o Equasym, recordamos, no son inocuas. Otro de los problemas que ofrece esta vía, tal y como apunta el FBI: los medicamentos pueden estar caducados, adulterados, mal etiquetados o proceder de laboratorios clandestinos. Por ello, hay que tener más cuidado si cabe con las 1.400 webs que, en cálculos estimados, se dedican a distribuir la droga por la red.
Muchos de los usuarios de estas pastillas admiten que, tras el subidón incial, los días posteriores experimentan desequilibrios que pueden llevarles a encontrarse con un estado de ánimo muy bajo o con una elevada agresividad. Esta situación es completamente normal: la química cerebral está completamente desajustada y el cerebro lucha por equilibrarla. Es la fuerte resaca que deja esta droga en todos aquellos que la consumen.