Rocío Monasterio está en el punto de mira después de que su pasado como arquitecta haya salido a la luz. Sin presentar el trabajo de fin de grado, llevaba nueve años dirigiendo un estudio bautizado incluso con su propio nombre, Rocío Monasterio y Asociados, donde había realizado varios planos y proyectos sin haber obtenido aún el título en Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Terminó su formación en los años noventa, aunque por aquel entonces no obtuvo su título.
Algo faltaba, aunque Monasterio se justifica: "Lo que sé es que he estado trabajando en el mundo de la construcción y seguramente en el 2003 ya sí lo era, en mi estudio y contratada para otros estudios".
Según consta en el archivo de su biblioteca, la presidenta de VOX en Madrid presentó su proyecto de fin de carrera en octubre de 2009, en el que planteó, moldeo y diseño los planos de una explotación turística en Tenerife. Una vez consiguió la nota necesaria para la obtención del título, pasó a formar parte del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), en el que probablemente valoraron su activo pasado, al frente de su propia empresa.
En el desarrollo de su actividad, destaca la construcción de tres apartamentos en Madrid, cuyos planos datan del año 2003. Sin embargo, lo que ha llamado la atención a los medios de comunicación que han destapado el entramado, es que aparecía referenciada como arquitecta, cuando aún no lo era.
Rocío Monasterio y Asociados, despacho de arquitectura dedicado a la rehabilitación y el interiorismo, estuvo a cargo de dos polémicos casos que ya están siendo investigados por el Ayuntamiento de Madrid. Tiene que ver con la construcción de estos lofts y lo que ocurrió con sus compradores, que si bien pagaron más de medio millón de euros por cada uno, no consiguieron la licencia de habitabilidad y tuvieron que desalojar las viviendas en 2014. El motivo: estaban construidas en suelo industrial, sobre un antigua fábrica de pan que se levantó en pleno barrio de Salamanca.
Ella y su marido, Espinosa de los Monteros, les aseguraron el oro y el moro, haciéndose valer de sus contactos. Eso nunca llegó a materializarse. Un jugoso negocio que prometía mucho, pero tras desvelarse este dato, podemos deducir que no presagiaba nada bueno.
Su propio chalé, cerrado por irregularidades
Todas las miradas se centran en averiguar qué llevó a la política a ejercer como arquitecta y cómo es posible que pudiera hacerlo sin presentar el proyecto de fin de carrera, actualmente necesario para obtener cualquier titulación universitaria. De hecho, en su caso, es la única manera de colegiarse y, por tanto, el único medio para conseguir las citadas licencias que nunca llegaron a emitirse, pues el COAM requiere que los proyectos que obligan a obtener este tipo de permisos pasen por su supervisión.
Rocío Monasterio no ha dado la cara y por tanto, nadie sabe porqué a pesar de haber acabado sus asignaturas muchos años antes, no decidió presentar su PFC e inscribirse en el COAM hasta 2009, cuya cuota no supera los 250 euros al año.
En el caso de la titulación de Arquitectura, este trabajo de fin de carrera no funciona como cualquier otro. Es un proyecto que normalmente ha de ser desarrollado con tiempo, a la vez que tiene lugar el período formativo y la realización de prácticas.
Sin embargo, hay quienes no pueden llevar su desarrollo con constancia y regularidad, lo que también les imposibilita firmar proyecto alguno. No está permitido y por ende, pasan a estar representados por el profesional que dirige el estudio.
Según visualizamos en su perfil de Lindekin, Monasterio lleva desde 1994 trabajando en despachos de arquitectura. Fue en el año 2000 cuando decidió abrir el suyo propio, aunque ni rastro de su título oficial como arquitecta. Espinosa de los Monteros, exportavoz de la formación de Abascal en la Cámara Baja hasta su disolución el pasado septiembre, tampoco ha querido ha querido hacer declaraciones ante El País, pero por otro lado, ha acudido a su perfil en Twitter para comentar la actualidad en torno al caso. Tanto él como su esposa se enfrentan también a un caso de irregularidades en su propio domicilio, después de que el Ayuntamiento decidiera clausurarlo el pasado mes de septiembre tras descubrir que el estudio de arquitectura de Monasterio estaba ubicado allí de forma ilegal. Se les ha concedido un año para realizar los trámites necesarios a su legalización, pero por el momento, permanecerá cerrado.