Chocolate, ese vicio que a todos nos vuelve locos, que nos hace relamernos los labios y hasta chuparnos los dedos. Es un placer absoluto en cualquiera de sus formas: en un bollo, caliente y a la taza, bombones o chocolatina. Y qué pena nos da cuando nos damos cuenta de que se nos ha gastado, de que ya no podemos llevarnos a la boca un trozo de este ansiado dulce. Pero lo verdaderamente trágico es cuando guardas una chocolatina y te la roban. El mundo se paraliza y , por unos segundos, la vida deja de tener sentido
Eso le ha pasado a Hunter Jobbings, un joven estudiante de la Universidad de Kansas. Dejó un Kit-Kat en su coche y cuando regresó a los pocos minutos se encontró con que había desaparecido. Alguien se lo había mangado sin ningún tipo de pudor. Lo mejor, es que el caco le dejó una nota en una servilleta explicándose: "Vi un Kit-Kat en tu posavasos. Me gustan los Kit-Kat, así que comprobé tu puerta y estaba abierta. No he cogido otra cosa más que el Kit-Kat. Lo siento, estoy hambriento".
Left my car for maybe 15 minutes in front of the dorms and I come back to this. College man pic.twitter.com/KlDx5BtXLX
? Hunter Jobbins (@jabbins) October 30, 2016
Jobbins se había dejado el coche abierto durante su ausencia y un avispado aprovechó la ocasión. Suerte que el ladrón no tenía mucha ambición y no decidió llevarse el vehículo. El estudiante, apenado, subió a las redes sociales una foto del mensaje del desalmado chorizo que pronto se hizo viral hasta llegar, incluso, a los oidos de la marca.
Hershey, la marca de chocolates que comercializa los Kit-Kat se apiadó de su alma (o igual vio una buena oportunidad de marketing) y decidió enviarle nada más y nada menos que 6.500 chocolatinas para compensar la pérdida sufrida. Cuando el joven las recibió, las cargó en su coche y se dirió hasta el campus de su universidad para repartirlas. Ya se sabe, no hay mal qe por bien no venga.