El 5 de agosto comenzarán los XXXI Juegos Olímpicos en Río de Janeiro... esperemos. A unos días de las primeras Olimpiadas de Sudamérica las infraestructuras no están a punto y no dejan de llegar críticas a la organización por parte de las delegaciones de los países que ya se han desplazado hasta Brasil. Unas críticas que se han visto reafirmadas después de que el comité reconociese esta misma semana que las obras de la Villa Olímpica aún no están finalizadas, y de que un artículo de The New York Times denunciase el preocupante estado de las aguas en las que tendrán que competir algunos de los atletas.
El artículo del diario neoyorquino lanza una advertencia a los deportistas que tengan que sumergirse en las playas de Río: "Mantened la boca cerrada". Investigadores de la Universidad Federal de la ciudad han detectado en las aguas desde elementos patógenos que pueden causar diarreas y vómitos hasta una bacteria resistente a los tratamientos médicos que puede resultar muy grave para personas con las defensas bajas. Según Daniel Becker, un pediatra local que trabaja en zonas deprimidas de Río, "los atletas extranjeros nadarán literalmente en mierda humana y se arriesgan a enfermar con esos microorganismos".
La bahía de Guanabara, pese a ser una de las postales más famosas de Río, se encuentra altamente contaminada con vertidos de fábricas y con los excrementos y desperdicios de los hogares y fabelas que se agolpan en la costa. Tampoco sorprende que en la bahía hayan aparecido cadáveres humanos. El Gobierno de Brasil se comprometió hace siete años con 4 billones de dólares a limpiar esta bahía a fondo y los 170 millones invertidos finalmente no han sido suficientes. Tampoco ha ayudado que el comité organizador recortase el 95% de los fondos prometidos para esta labor.
The New York Times alerta así a nadadores del maratón, windsurfers y demás atletas que vayan a bañarse en la bahía de Guanabara, así como en las playas de Ipanema y Leblon, junto a la emblemática Copacabana. El Comité Olímpico Internacional, mientras tanto, contradice a los investigadores y afirma que las aguas en las que se llevarán a cabo las competiciones son seguras para la salud de los deportistas. Sin embargo, ya se han dado casos de infecciones instentinales en las delegaciones española y austríaca y, además, en una competición celebrada el año pasado una cuarta parte de los participantes sufrieron náuseas y diarrea.
Las delegaciones denuncian el estado de la Villa Olímpica
El comité organizador reconocía este martes que 15 de los edificios de apartamentos de la Villa Olímpica aún no habían sido finalizados, aunque se mostraban confiados en que las obras finalicen antes del 5 de agosto. Las críticas sobre los mismos comenzaron a llegar desde la delegación australiana, que anunció que no se alojaría en ellos debido a las malas condiciones encontradas, que resultaban hasta peligrosas: suciedad, baños atascados, trozos de yeso cayéndose, cortes de luz, filtraciones de agua que provocaban cortocircuitos y hasta fugas de gas.
A estas críticas se sumaban otras delegaciones como la japonesa, la argentina y la bielorrusa, que incluso compartía fotografías del mal estado de las dependencias olímpicas y afirmaba que "el sistema de aguas residuales no funciona y los suelos, ventanas y escaleras necesitan una limpieza a fondo". Aunque la delegación australiana acabó volviendo a las residencias, otras como la de EEUU, Italia y Países Bajos contrataron de su propio bolsillo a albañiles para arreglar los desperfectos.
La amenaza del zika y el problema de la seguridad
Por si la contaminación de las aguas de Río y las obras inacabadas de las infraestructuras no fueran suficientes, el virus del zika lleva durante meses planeando sobre los JJOO de este 2016. 170 científicos firmaron el pasado mes de mayo un escrito alertando a la OMS y al COI sobre la presencia del virus en Brasil y lo fácil que puede extenderse teniendo a personas llegadas de todas las partes del mundo, razón por la que pedían que se aplazasen las Olimpiadas. Precisamente, el doctor Fernando De La Calle afirmaba en ABC que la gran introducción y expansión del zika (originario de África) en el país sudamericano se debe a las continuas celebraciones internacionales de los últimos años. Algunos deportistas como Pau Gasol han manifestado su preocupación por la epidemia e incluso llegaron a soperar no asistir a los Juegos por este motivo.
Por otro lado, los policías y bomberos de Río llevan semanas recibiendo a los turistas en el aeropuerto con pancartas que les dan la bienvenida "al infierno". Denuncian que no están recibiendo sus salarios y no pueden garantizar la seguridad durante las Olimpiadas. Y, de trasfondo, se encuentra la amenaza terrorista tan extrema que vivimos en las últimas semanas, con ataques y/o detenciones casi diarios. Esta semana se detuvo a varios presuntos simpatizantes del Estado Islámico que planeaban realizar un atentado en Río, razón por la que el Ejército está implicado en garantizar la seguridad durante los JJOO.
Los Juegos de Río acabarán por celebrarse y a buen seguro serán todo un éxito, pero quién sabe si serán recordados como los más desastrosos de los últimos años o incluso habrá que lamentar incidentes, bajas por enfermedad o altercados, añadiendo más polémica a la siempre controvertida celebración de unas Olimpiadas.