Los Juegos Olímpicos de Río 2016 ya están aquí. Unos juegos que prometen hacer historia para bien o para mal. Ha quedado claro en numerosas ocasiones que Brasil no está preparada para albergar una cita deportiva tan importante: pisos de la Villa Olímpica sin terminar (o incluso sin amueblar), recintos a medio preparar y canales llenos "de mierda humana", según ha concluido un estudio.
Sin embargo, los Juegos Olímpicos de Río sí que contarán afortunadamente con una novedad única en su propia historia. A lo largo de las pruebas deportivas podremos ver competir a un equipo formado íntegramente por atletas refugiados. El Equipo Olímpico de Refugiados (cuyo código es ROT) tiene como bandera la formada por los aros olímpicos y marchará justo antes de Brasil en la ceremonia de inauguración. Está compuesto por diez atletas, seis hombres y cuatro mujeres, que provienen de Sudán del Sur, Etiopía, Congo y Siria. Este equipo histórico representará a las millones de personas refugiadas en todo el mundo en un gesto, sobre todo, hacia los refugiados de Oriente Próximo que buscan desesperadamente asilo en Europa.
Competirán en tres deportes distintos (natación, atletismo y judo) y entre sus integrantes se encuentran los nadadores sirios Rami Anis y Yusra Mardini, que actualmente viven en Bélgica y Alemania. Hace un año, Yusra, una joven de 17 años, partió en un bote desde Turquía a Grecia pero a mitad de camino el aparato se paró y tuvo que hacer el resto del viaje a nado. Tras cruzar Grecia, Hungría o Austria consiguió llegar a Berlín donde habita actualmente. Por otro lado, los atletas congoleños, brasileños de adopción, competirán en judo. Yonas Kinde, el atleta procedente de Etiopía y actual residente en Luxemburgo, competirá en la maratón. Por último, los cinco atletas procedentes de Sudán del Sur y residentes en Kenia, competirán en diferentes modalidades de atletismo.
El COI preseleccionó hasta a 43 deportistas de diferentes nacionalidades para formar parte de este equipo. Para poder entrar en el grupo olímpico tenían que cumplir una serie de requisitos, entre los que se encontraba un nivel deportivo mínimo con el cumplimiento de determinadas marcas y poseer la calidad de refugiado verificado por Naciones Unidas, además otras circunstancias personales.
Estos diez atletas que han huido del dolor y la guerra tienen la misión de representar a los millones de refugiados que hay en decenas de países y una oportunidad de mostrar al mundo que son capaces de competir como cualquier otro deportista sin importar su procedencia. "Si mi hermano mayor me está viendo por televisión, quiero que sepa que estoy aquí luchando por él, para pagar su billete y que pueda estar aquí conmigo", ha declarado el judoca congoleño Popole Misenga. Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU que asistirá a la ceremonia de inauguración, ha celebrado esta iniciativa y les ha pedido que "mostraran al mundo su fuerza".
Aunque es la primera vez que se forma un equipo olímpico de refugiados, el COI ya había creado anteriormente otros grupos que por alguna u otra razón no podían competir en los juegos por motivos deportivos o políticos. Así, en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, el COI creó el Equipo Unificado (EUN) compuesto por atletas de las repúblicas exsoviéticas como Armenia, Ucrania o Uzbekistán, así como el Equipo de Participantes Olímpicos Independientes (IOP) que procedían de Yugoslavia.